viernes, 13 de marzo de 2020

Perú: Recuerdo y homenaje a la anarquista Miguelina Acosta (1887-1938)


Hugo Cabieses



* Hija de cauchero, anarquista, expositora militante de la Universidad Popular González Prada, gran amiga de Dora Mayer y Pedro Zulen, fue presidente de la Federación de Universitarias Peruanas en 1919 y fue la primera abogada graduada en 1920 en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima.



Miguelina Acosta Cárdenas, nacida en Yurimaguas en 1887, hija de padres caucheros. Desde Mariátegui y mucho antes, el Perú ha estado y está de espaldas a la Amazonía y sus bosques que son fuentes de agua, pulmón y riñón del planeta, además de contener una enorme biodiversidad, constituyéndose así como sostiene Roger Rumrrill, en la última renta estratégica del Perú en el siglo XXI, con la finalidad de impulsar una propuesta de desarrollo sostenible con los indios a la cabeza. Perú aún está de espaldas a la región Andino-Amazónica, claro está, para impulsar políticas en su defensa, pero el Estado colonial y depredador que tenemos, con sus gobiernos y políticos, no está de espaldas para señalar que es una “selva sin gente”, que se debe mercantilizar y por tanto depredar sus recursos, en especial los bosques.



Miguelina Acosta: jurista de polendas


Fue una de las primeras mujeres peruanas que tuvo una completa formación universitaria y, a través de su intensa labor periodística y su militancia social, desempeñó un papel clave en el incipiente movimiento de mujeres peruano en la primera mitad del siglo XX, abogando – junto a otras mujeres destacables – por los derechos de la mujer, las preocupaciones de la clase obrera y de los grupos indígenas del Perú. Los padres de Miguelina, Miguel Acosta Sánchez y Grimanesa Cárdenas Montalván, pertenecientes al grupo de terratenientes caucheros de la Amazonía favorecidos por el boom de esta materia prima, desearon para ella una educación sofisticada que la preparase “como ama de casa a la vez administradora de las riquezas generadas por la explotación del caucho y los indios”. Es así que enviaron a Miguelina a Europa para estudios básicos y secundarios, como se acostumbraba con los hijos de los grupos rentistas amazónicos. Miguelina estudió en Francia, Suiza y Alemania, tras lo cual regresó al Perú, en el período en que la explotación cauchera había desaparecido por el descubrimiento del sustituto sintético que ahora conocemos. Al regresar a su pueblo natal, Miguelina fundó allí el primer colegio local de mujeres, trabajando como profesora hasta su traslado a Lima para estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.



Durante sus estudios universitarios, Miguelina estuvo interesada en diferentes grupos de activistas sociales y políticos, entre los cuales destacó su vinculación con la “Asociación Pro-Indígena“, institución fundada en 1909 Pedro Zulen y Dora Mayer. En 1914, Miguelina empezó a contribuir con el incipiente movimiento de mujeres peruano. Fue elegida como parte de la Junta Directiva de la organización feminista “Evolución Femenina“, fundada en ese mismo año y, dentro de esta organización, Miguelina demandó para las mujeres tanto mejores oportunidades de educación como también los mismos derechos civiles y políticos que los varones.



Miguelina periodista y luchadora



En 1917-1920, Miguelina dirigió junto con Dora Mayer el semanario independiente La Crítica y allí publicó numerosos artículos firmados con los seudónimos “Maac” y “Emedosa”. Los artículos de La Crítica abordaron temas relacionados al movimiento de mujeres en el Perú y el extranjero, la reforma universitaria de 1919 y la defensa de los derechos de los indígenas y los obreros. Destacan los artículos de Miguelina referidos a la formación de las mujeres, sosteniendo que la sociedad debería brindarles una buena educación, pues “bien formadas se encontrarían en mejores condiciones para desempeñar adecuadamente su papel de madres de familia”.



Después de la Primera Guerra Mundial, el Perú se vio enfrentado a una grave crisis económica causada por la creciente carencia de alimentos básicos y la consecuente alza de los precios de las subsistencias. Motivada por el contexto, La Crítica dedicó casi todos los artículos a la situación económica del país, destacando aquellos escritos por Miguelina por su agudeza analítica y el compromiso que expresaban con los sectores más afectados. En abril de 1919 surgió en Lima el Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias, que movilizó aproximadamente 30 mil obreros, reclamando la reducción de los precios alimenticios, del alquiler y demandó al gobierno que obligara a los latifundistas a producir para el abastecimiento interno y no sólo para la exportación.



Al mes siguiente, motivado por la presencia de la mujer en las jornadas de lucha, en una asamblea de ese Comité, Miguelina expuso lúcidamente su opinión sobre la crisis económica, siendo luego elegida como presidenta del Comité Femenino, asumiendo la tarea de organizar para el 25 de mayo de 1919 una manifestación de mujeres contra el hambre. Un día antes de realizar la manifestación, mujeres pertenecientes a delegaciones de distintos sectores sociales se reunieron en la casa de Miguelina, respondiendo a la convocatoria que se hizo en el diario limeño El Tiempo. Aunque la manifestación fue prohibida por las autoridades municipales, hombres y mujeres se reunieron en la tarde del 25 de mayo en el Parque Neptuno en el centro de Lima para realizar el llamado “Meeting del Hambre Femenino”. El grupo de entre 2000 y 5000 personas, fue liderado por Miguelina y algunas otras coordinadoras, llevando pancartas con “¡Abajo la burguesía!”, “¡Queremos pan!”, “¡Abajo los capitalistas y los acaparadores!” y “¡Viva la organización femenina!”.

Se produjeron enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los participantes, quienes se defendieron con piedras contra los ataques. A pesar de las represiones, una parte del grupo logró entrar a la Plaza Mayor, donde se produjeron nuevos enfrentamientos entre policías y manifestantes, dejando a numerosos heridos. Ninguno de estos incidentes imprevistos pudo impedir la realización del “Meeting del Hambre Femenino“, en el cual las mujeres fueron protagonistas y expusieron su descontento con la situación económica del país. El 26 de mayo el Comité mencionado decidió lanzar una queja por el maltrato que habían sufrido los participantes de la manifestación del día anterior, solicitando la destitución del Jefe de Policía, quien respondió con el apresamiento del secretario general y varios de los miembros de la organización. Ante ello, el Comité proclamó una huelga general que paralizó por 4 días la vida económica de Lima y del puerto de El Callao.



Miguelina propositiva



En julio de 1920, Miguelina recibió su título de bachiller en Jurisprudencia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dos meses después, La Crítica publicó su tesis titulada “Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica y social de la mujer“, en la cual Miguelina expresó el profundo compromiso que tuvo con la defensa de los derechos de las mujeres. En su tesis criticó la definición del matrimonio formulada en el Código Civil de 1851 en el mismo sentido que fuese discutida por el grupo de intelectuales feministas de “Evolución Femenina”, porque dentro de él prevalecían la patria potestad y tutelaje masculinos sobre la mujer, agregando tres observaciones importantes.

La primera sobre la contradicción existente entre la necesidad de la autorización del esposo para declarar en los juicios y la no obligatoriedad de ella en caso de ser encausada criminalmente. Miguelina sostuvo que, si la mujer no fuese capaz de ejercer sus derechos en juicio, entonces también necesitaría ser representada por su marido en el caso de ser acusada. La segunda sobre el impedimento de la mujer para desarrollar actividades económicas sin la autorización de sus esposos, sosteniendo que si estos derechos habían sido ejercidos durante la soltería y no deberían ser alienables por el sólo hecho del matrimonio. Finalmente, señaló que los artículos relacionados a esta definición no valoraban a la mujer como entidad jurídica, le robaban la libertad de acción y no obligaban a los hombres de una actitud de obediencia recíproca con las esposas.



Después de su graduación, Miguelina no dejó de participar en las actividades sociales de Lima que pretendieron mejorar la condición de obreros, indios y mujeres. De entre ellas destaca especialmente su participación en la “Segunda Conferencia Panamericana de Mujeres” en diciembre de 1924. Allí expuso su idea de crear un sistema de maestros rurales ambulantes, cuyo fin era mejorar la educación de los indígenas para transformarlos en ciudadanos conscientes y responsables, capaces de ejercer sus derechos y obligaciones y con anhelos culturales y progresistas. Estos maestros rurales ante todo debían enseñar a los indios cómo usar las materias primas de cada región, cómo construir viviendas higiénicas, cómo hacer uso de los artículos alimenticios locales y cómo aplicar las plantas medicinales para combatir las enfermedades.



La participación de Miguelina en el círculo de intelectuales, obreros e indios que había surgido alrededor de Mariátegui entre los años 1923 y 1930 motivó la publicación de esta exposición en febrero de 1928 en la revista vanguardista Amauta. Los últimos años de su vida, Miguelina vivió en El Callao y falleció en 1938, siendo enterrada en el cementerio Baquíjano y Carrillo de esa ciudad.



[Texto extraído de un post más extenso titulado “Perù: Miguelina Acosta Cárdenas, anarquista, luchadora por los derechos de las mujeres, los indios y la defensa de la región Andino-Amazónica”, accesible en versión completa en https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2020/03/10/peru-miguelina-acosta-cardenas-anarquista-luchadora-por-los-derechos-de-las-mujeres-los-indios-y-la-defensa-de-la-region-andino-amazonica.]


 

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