jueves, 18 de abril de 2019

Entrevista al dibujante anarquista Carlos Azagra



Carles Sanz

Azagra es uno de los más importantes dibujantes-historietistas que ha retratado durante años los movimientos alternativos y contraculturales. Él les ha dado voz a través de sus armas artísticas: panfletos, fanzines, revistas de barrio, etc. Sus personajes caricaturizados son punkis, heavies, okupas, antimilitaristas, ácratas, con los que Azagra denuncia la marginalidad a la que los somete el Sistema. Sus dibujos están llenos de letreros, carteles, conciertos, pintadas, incluso a veces molestan los personajes. Hace difusión y reivindicación de todo aquello que no sale jamás en la prensa burguesa, toda una cultura crítica, visual y cargada de simbología. Se trata de molestar a los de arriba, por eso, entre otras cosas, se siente libertario.
 
–En una reciente entrevista el escritor Javier Pérez Andújar te define como «el dibujante de la protesta». ¿Te identificas con esa denominación?

°Pues sí, pero que conste que hago otro tipo de dibujos y no me gustaría que me encasillaran, te limita y luego hay periódicos que ya no te llaman.

–¿Cómo te defines, humorista, cuentista, dibujante?

°Como cuentista. Es decir, alguien que cuenta cuentos, la ambivalencia, pero desde el punto de vista positivo,

–¿Pero siempre a través de una historieta o de un dibujo?

°Claro, claro. Hay una cosa que es contar, el dibujante y el guionista nos unimos para hacer los cómics y poder contar historias.

–Tienes una manera de dibujar muy particular, quiero decir que tus personajes no se parecen a ningún otro dibujante, es como un submundo de los comics.

°Me parezco a Ibáñez, yo me crie con él y sus dibujos. Lo que trato es de dibujar bien y tener un buen guión para contar una idea.

–¿Te influyeron entonces todos aquellos dibujos de Zipi y Zape, Carpanta, Mortadelo y Filemón...? En fin, los dibujos de Ibáñez, Vázquez, etc.

°Mucho, la semana pasada me pegué una gozada yendo a Vallcarca a visitar la antigua fábrica de Bruguera, donde por cierto en aquellos años de lucha en los ochenta todos eran de la CNT. Si no recuerdo mal había 250 afiliados, era el sindicato mayoritario en Artes Gráficas de la época, y sin embargo fueron expulsados por la intransigencia de entonces.

–Crees que tus personajes la gente los identifica como tipos que plantan cara a la vida?

°Yo lo que tengo, porque me lo dice la gente, es que no traiciono mis ideas, pero todo se va transformando, no pensamos lo mismo que hace 20 años, pero la posición crítica ante la vida es la misma. No me limito a retratar el aspecto sociológico de los personajes, también está parte de mi ideología ahí, es decir, dar caña.

–¿Vienes del movimiento underground?, ¿te influyó?

°No, yo vengo un poco más tarde. Aprendí mucho de los del rollo, de Nazario y compañía, mi underground era el mundo obrero, revistas clandestinas que hacíamos entonces en Zaragoza como El Cierzo. Luego estuve en Andalan, donde empecé a trabajar con Labordeta, que estaba en la redacción, los secuestraban una tras otro. Eso fue entre 1975 y 1976. Muchos de ellos se fueron luego a partidos políticos.

–En los 80 fuiste muy prolífico en dibujos sobre los movimientos alternativos: punks, skins, heavies, rockeros, cervezas, bares, asfalto... ¿Cómo conectaste con todos ellos?

°A través de la música.

–Reflejas en tus dibujos aquel desencanto de la época, el «no future», no tener trabajo, etc. ¿Vomitas aquella insatisfacción social?

°Yo solo quería hacer eco, ser un altavoz de todo eso. Ya había tenido el desencanto de los 70, con lo cual yo ya venía vacunado.

–Fuiste criticado por una parte del movimiento libertario por juntar bebida y lucha, es decir, birras y revolución cuando sacaste aquellos personajes Pedro Pico y Pico Vena. Supongo que no querías que se malinterpretara…

°Tenían razón al criticar, pero había compañeros que se lo tomaron muy en serio cuando en realidad era una broma. ¿Dónde te juntas? En los bares.

–Eran personajes revolucionarios, pero con una birra en la mano. Sin embargo, es verdad que llegaron a los jóvenes y los seguía mucha gente…

°Hay muchos PGB (Partido de la Gente del Bar) a mi pesar.

–Hay un dibujo tuyo donde están prácticamente todos: okupas, antimilitaristas, anarquistas, anarcosindicalistas, ateneos, PGB, radios, etc. ¿Este dibujo representa lo que tú eres?

°Siempre me he movido en todos esos ámbitos, pero no están todos faltan algunos: los discapacitados y más mujeres, he sido criticado por no incluir a mujeres, pero no están simplemente porque no las sé dibujar. En cambio, un tío, cuanto más feo más hermoso.

–¿Es una forma de reivindicar a todos esos movimientos alternativos?

°Ellos no tienen medios para anunciarse y en ese sentido yo me siento útil. Antes no había internet y se leía mucho. El Jueves y yo les hacíamos un poco de propaganda, pero claro lo hacía con humor, la coña. Había temas tabús por ser muy delicados: Caso Scala, asesinatos, violaciones, etc., que con humor no se podían tratar porque había muertos de por medio

–¿Sigues recibiendo peticiones de todos esos colectivos?

°No doy abasto, sobre todo por internet, intento poner un precio muy bajo. Es un trabajo a fin de cuentas y donde gastas dinero es en la imprenta.

–¿Has recibido peticiones de CNT?

°Cuando se hacia el periódico CNT en papel participe mucho. Yo estoy siempre dispuesto mientras no sean periodos largos, pues tengo que dibujar para ganarme la vida.

–Desde hace muchos años te he visto ligado también al movimiento vecinal…

°Sí, colaboro con la FAVB – Federació d.Associacions de Veins i Veïnes de Barcelona–. Ahora me acabo de dar de alta en la AA.VV. de mi barrio, La Verneda, pero no voy a las asambleas, me aburren, yo delego.

–También te vemos habitualmente en los 1º de Mayo

°Sí, pero un rollo, porque tengo que estar en las dos. Primero a las tres chimeneas y luego aquí, en el Macba.

–¿Continúas trabajando para El Jueves?

°Sí, ahora me acaban de llamar otra vez. Me botaron por una viñeta sobre Telefónica que me la censuraron, y como Movistar se anuncia en El Jueves, pues eso. Hay empresas que tienen controlado el no salir nunca, por ejemplo, El Corte Inglés. Hace dos años hubo un acoso laboral a una trabajadora y no salió en ningún diario. Yo, como doy nombres y apellidos, pues jode. La censura ahora es económica, antes era política, no puedes decir marcas porque si no retiran la publicidad

–¿Hay mucha censura en tu vida profesional como dibujante?

°Siempre, y también autocensura. Por ejemplo, en temas de religión. Quien se mete con el islamismo, da miedo, pero también con la católica, ya he tenido dos juicios.

–¿Qué significó para ti estar en Butifarra, una revista humorística de referencia en los setenta?

°Un aprendizaje, Alfonso López fue quien me introdujo, aprendí mucho con él. Hicimos mucho cartelismo, sobre todo de los barrios. De lo político nada, a mí no me interesa, yo toco sobre todo lo social. El único carnet que tengo es el de Greenpeace y ahora el de la AA.VV. de mi barrio, Sant Marti de Provençals, como le llaman ahora.

– Aparte de ti, ¿quedan actualmente dibujantes de lo social?

–Sí que hay, Gaboni, de Madrid, Kalvellido, de Málaga, Manolito Rastamán, Nono Kadaver, Juanito Garrafa... y algunos más.

– Con asiduidad citas a Perich como tu maestro. Es decir, llevar la ironía a través del dibujo para reivindicar algo. ¿Hay alguno como él actualmente?

°No, era irrepetible. Ivá se le parecía un poco. Perich tenía mucha mordiente, una vez le hicieron una entrevista para un fanzine anarquista y dijo que él era socialdemócrata, pero de los de verdad, era un tipo auténtico. Yo lo conocí sólo para tomar una cerveza, hoy en día de esos dibujantes sólo queda Ibáñez. Vive cerca de casa y lo veo muchas veces desayunando, lo saludo y ya está. Yo he crecido con sus dibujos.

– Lo que tú haces, ¿lo definirías como panfleto o humor a secas?

°A mí panfleto no me parece mal, yo lo reivindico porque me gusta el panfleto. Eso sí, siempre que esté bien hecho. El objetivo es que la gente lo lea y luego lo pase. La gente coge panfletos y octavillas en un 1º de Mayo y luego los tira, no los lee porque son ilegibles, se utiliza un lenguaje arcaico. Los periódicos troskos, por ejemplo, son aburridísimos. También algunos anarquistas, es que hablan de cosas marcianas, vamos que no tienen nada que ver con la realidad.

–Yo soy de la opinión de que los anarquistas leen poco y eso que se editan muchos libros. Una imagen, unos dibujos, unos cuentos, ¿llegan más que un libro?

°Llaman más la atención.

–Los libros que editaste con Virus, Estampas urbanas, No a la guerra y Antología del panfletismo, marcaron toda una generación. ¿Qué supuso para ti?

°Están agotados, se vendieron bien. Lo importante es llegar a la gente, pero aún más importante es llegar a quien quieres hacer daño, al capital.

–Barcelona, con sus movidas, fue un recurso para tus dibujos, pero la ciudad ha cambiado mucho. Ahora ya no hay un movimiento obrero potente. ¿La Barcelona de hoy te inspira para hacer tus cuentos?

°Sí, con otros recursos, con otras ideas y con otros públicos.

–¿Te gusta esta Barcelona?

°Hombre, se echa de menos algunas cosas, como algunos bares, pero me gusta la gente, sus cosas, las positivas claro, sitios como El Lokal, es decir, sitios de resistencia. Ojalá hubiera más locales como este. Yo no soy de añorar de un pasado que ya se fue.

–Está bien reivindicar un pasado, pero hay que vivir el presente, ¿no?

°La CNT vive mucho del 36 y no sale de ahí. Ahora en internet hay fotos en colores de aquellos años y parece que se actualiza. Sale García Oliver en colorines y parece más actual.

–Eres capaz de mezclar en tus dibujos la vida cotidiana de la gente con la protesta y la reivindicación social…

°No me gustaría que se pensase que yo vivo de las desgracias de los demás, pero intento romper esquemas y fronteras para salir del encasillamiento de dibujante de la protesta social. La cultura es poder hablar o dialogar con gente que ideológicamente está a kilómetros de ti. Hoy en día, por los valores que transmite la televisión, todo el mundo quiere ser millonario.

–También es una sociedad mucho más egoísta, más competitiva...

°Y más agresiva, en todos los aspectos, y más cruel. Si se repitiera un 36 sería peor porque ahora hay más división en la izquierda.

–¿Crees que nos falta humor, que en cierta manera lo hemos perdido?

°Lo más importante es no perderlo del todo. Antes, había muchas más revistas de humor que ahora. Durante la guerra, incluso fusilaban a los dibujantes porque se reían de Franco. En la vida, si no trasmites alegría de vivir, lo único que trasmites es mal rollo.

–¿Te sigue gustando la música de los ochenta? ¿El punk, el rock radical vasco?

°Sí, sigo escuchando Kortatu y también La Polla Records, pero me siguen gustando Quilapayun, Inti Ilimani. Creo que es importante mezclar temas de lucha con música, un momento álgido para mí fue la exposición de CNT a raíz del Congreso en Barcelona en 1983, había un solo de guitarra de Led Zepelin con un amanecer que era impresionante. A mí me parece que canciones como Las Barricadas o Hijos del Pueblo no tienen ritmo, parecen canciones religiosas. Se intentó hacer una versión orquesta en Bilbao para el Centenario, pero para mí sonaba a marcha militar.

–¿Es importante que no te hayas metido en política?

°Cuando era joven me gustaban los troskos pero no podía con aquellos tochos insoportables, incluso fui a la sede de la LCR, en la calle Trafalgar, para afiliarme. Me recibió Jaume Roures, ya sabes, el de Mediapro, que me dijo «¿Tú dónde estás?», «en Bellas Artes», les respondí. «Pues ale, a la célula de la Universidad». Los vi como muy taraos y me salí. Se acabó mi época trosko a pesar de que yo siempre tendía a ir con las minorías. A mí me encantaban los anarcos. Yo vine a Barcelona por el tema de la Jornadas Libertarias, las revistas Star, Ajoblanco...

–¿En qué momento llegaste a Barcelona?

– En el 77, justo para matricularme en Bellas Artes. Ya habían pasado las Jornadas Libertarias, pero sí estuve en la manifestación de enero del 78, cuando pasó lo de la Scala. Recuerdo que estaban allí metidos los del PORE y los del PCi, que querían ir a la Modelo al final de todas las manis. Fue una lástima que manipularan a unos amiguetes para tirar unos cócteles y de esa manera cargarse a la CNT, que entonces estaba en auge. Recuerdo también otra mani importante para mí en la calle Aragón contra el Pacto de la Moncloa. En fin, era el tiempo de las cerezas.

–¿Tenías amigos en la CNT?

°Sí, muchos. Uno era Jesús García Aguaría, de los Aguiluchos, de Santa Coloma, que era la mano derecha de Federica Montseny y estuvo en la mesa en el mitin de Montjüic.

–Últimamente has editado un libro que se titula La fonda Pascual en el que relatas tu infancia.

°Nací en una fonda, en Morón de la Frontera. El libro transcurre en los años sesenta, cerca de donde estaba la base americana. Conocí de niño un mundo donde venían las parejas a follar, yo no vivía allí, era de mis abuelos y pasaba los tres meses de verano con mi madre. Era un cortijo sin agua corriente y sin luz, con candiles, pero te lo pasabas estupendamente.

Yo me he criado y pasé la niñez en Zaragoza. Mi profe, en COU, era Labordeta. Me decía «la patria de cada uno es la niñez». Este primer libro es mi infancia, tengo pensado hacer una segunda parte que sería mi vida política en Morón, allí en los 70 siempre ganaba por mayoría absoluta el PT (Partido del Trabajo) y fundaron el SOC, el SAT y la CSUT. De estos sindicatos el más potente era el SOC, sobretodo el de Marinaleda, que se llevaba muy bien con el sindicato de la CNT de Pedrera, que eran jornaleros.

–¿Quien edita el libro?

°Nosotros, en plan autogestión. Los de Malavida, editorial Alcornoque de Zaragoza, es una pequeña cooperativa.

–Sé que tienes el proyecto de sacar un libro sobre Durruti, ¿es un encargo o sale de ti?

°Es un encargo. El guionista del libro con el que hice «La bondad y la ira: últimas horas de Ramón Acín», tenía ganas de hacer un libro sobre Durruti y me lo propuso a mí como dibujante. La editorial GP de Zaragoza, con los que ya había hecho algunos libros, aceptó y tiramos para adelante. Falta acabar las portadas y saldrá para Sant Jordi, en abril.

–¿Cómo es el trato que le das a la figura de Durruti?

°Está tratado desde el punto de vista humano y es un relato de su vida, desde que nació hasta que murió, donde tampoco entramos en polémicas como lo que sucedió en sus últimos instantes. Se trata de hacer una cosa positiva, sobre todo para gente joven que no conoce y no ha vivido esto de las escisiones. Es un libro para levantar la moral y evitamos los roces con García Oliver, por ejemplo. Explicamos lo de la bandera roja y negra, que si te fijas son dos triángulos lo cual tiene cierto origen masónico. Ahí están también el escudo del Betis, el de Esquerra Republicana y otros.

–Para los dibujos de Durruti, ¿te has inspirado o has tenido en cuenta dibujantes que antes habían hecho también libros sobre él, como es el caso de Rai Ferrer?

°Me los he leído y mirado todos, pero he querido hacer una cosa nueva.

–¿Tienes nuevos proyectos?

°Tenemos pensado hacer uno sobre el Consejo de Aragón durante la Guerra Civil. Esperamos dar una visión optimista, porque acabó todo fatal, llegaron los estalinistas y se lo cargaron todo. Hasta la misma CNT acusó a Joaquín Ascaso de ladrón.

[Publicada originalmente en el periódico Solidaridad Obrera # 373, Barcelona, abril 2019.]


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