martes, 26 de febrero de 2019

La creación de la Asociación Continental Americana de Trabajadores en 1929: Una iniciativa internacionalista del anarcosindicalismo




María Migueláñez

«Los trabajadores revolucionarios de América tienen ya sus lazos de solidaridad y de organización por encima de todas las fronteras y de todos los dogmas del nacionalismo capitalista. La Asociación Continental Americana de los Trabajadores ha surgido al calor de una aspiración de hermandad y de ayuda mutua en la propaganda y en la lucha en esta parte del mundo. (...).
¡Trabajadores! No son las fronteras nacionales las que deben separar a los hombres; las fronteras que dividen realmente a la humanidad son las que impone el monopolio de la riqueza por las castas parasitarias que usufructúan, a la sombra de la fuerza militar, policial y judicial, privilegios inicuos.»

Así invocaba en marzo de 1930 La Continental Obrera, órgano mensual de la recién creada Asociación Continental Americana de Trabajadores (ACAT). Reciente estaba el congreso internacional que la había puesto en pie, celebrado en Buenos Aires del 11 al 16 de mayo de 1929. La novedad e importancia del evento radicaban en la presencia, "ante una numerosa concurrencia de camaradas de la capital y del interior" argentinos, de grupos anarquistas y centrales anarcosindicalistas de buena parte de los países del continente. Además de Argentina, concurrieron con delegación directa organizaciones de Paraguay, Bolivia, México, Guatemala, Brasil y Uruguay. Se trataba de la Federación Obrera Regional Argentina, representada por Emilio López Arango y Suceso y Serafín Fernández; el Centro Obrero Regional del Paraguay, por Juan Deilla; la Federación Obrera Local de La Paz, Bolivia, por Miguel Rodríguez; la Confederación General de Trabajadores de México, por Enrique Rangel; el Comité de Acción Sindical de Guatemala, por Manuel Bautista Grajeda; la Federación Local de Río de Janeiro, por João Martins, quien representaba a su vez a otras cinco centrales sindicales brasileñas (las federaciones locales de Bagé, Pará y Pelotas; la Unión General de Trabajadores de Uruguayana y el sindicato de canteros de União de Leão) y la Federación Obrera Regional Uruguaya, por Pascual Minotti. Por delegados indirectos se hicieron presentes grupos de Bolivia (agrupaciones La Antorcha y Luz y Libertad, de La Paz), Perú (grupo La Protesta, de Lima), Costa Rica (Agrupación Obrera de Estudios Sociales de San José) y EE.UU. (periódico Cultura Proletaria, de Nueva York). Asimismo, la AIT se hallaba directamente representada por su secretario, Augustin Souchy, y el Bureau Internacional Antimilitarista de La Haya asistió por intermedio de Diego Abad de Santillán. También estuvieron presentes dos miembros IWW chilenos, entonces exiliados en Buenos Aires: Armando Triviño y Pedro Ortúzar [1].
 
El congreso constituyente de la ACAT se reunió en el amplio salón de la calle Bartolomé Mitre número 3270, sede de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), central anarcosindicalista que, desde hacía décadas, lo venía impulsando. La acompañaba en esta tarea el grupo editor de La Protesta, la publicación ácrata más longeva e influyente de Argentina, nacida en 1897 y desde entonces vinculada al sector del anarquismo organizador que en 1904 dio lugar a la FORA. Juntas dedicaron grandes esfuerzos a estrechar los lazos con el resto del continente. Para ello "la Argentina [debía tomar] la iniciativa del fomento del envío de emisarios a otros países, secundados por la prensa numerosa (...) y por los libros y folletos que se editan sin cesar en Buenos Aires" [2]. De este modo, los propios anarquistas constataban la importancia que tienen las circulaciones, las conexiones y los cruces de frontera en los procesos de germinación, recepción y difusión de ideas.

Ya en 1920, un Congreso Extraordinario de la FORA facultó a su Consejo Federal para emitir bonos con los que financiar una gira y conferencia continentales, estrategia que ratificó su IX Congreso, de abril de 1923. Entre uno y otro evento, jugó un papel clave la toma de contacto con la CGT mexicana, creada en 1921 con participación plural de anarquistas y comunistas. En 1923, con la salida de los comunistas y la ruptura con Moscú, la CGT se afilió a la AIT anarcosindicalista y amplió sus contactos con la FORA  [3]. Como han señalado varios trabajos, y se verá más adelante, las relaciones entre el anarquismo mexicano y el argentino habían sido intensas en años previos, pero es a partir de esta fecha cuando se plasmaron en multitud de campañas propagandísticos conjuntas, con las que buscaban hacer frente a problemas comunes [4].

Estos problemas comunes, junto con las problemáticas específicas de la FORA y La Protesta, motivaron el acelerón continentalista de la década de los veinte. El comunismo también se había lanzado a una proyección continental. En 1919 había dado lugar a la Komintern o IC y en 1921 a su filial obrerista la Profintern o ISR, y tenían sus oficinas de propaganda en América, primero en México, D.F., y luego en Buenos Aires y Montevideo8. En este sentido, el gran impulso a la ACAT lo dio la necesidad de hacer oposición a "la conquista roja de la América latina" [5]. La Protesta criticó constantemente la invasión del continente por parte de los delegados y de los rublos rusos, con los que infructuosamente se pretendía comprar centrales sindicales que llevar a Moscú, imprimir literatura bolchevique y crear artificiales oficinas de propaganda, como las secciones mexicana y argentina del Bureau Sudamericano de la IC. A partir de 1928, con la adopción por parte de los comunistas de la estrategia del tercer periodo o doctrina de clase contra clase, consistente en la creación de estructuras sindicales propias, los protestistas criticaron sus intentos de establecer una central obrera continental. Aun así, no consiguieron evitar, un año después, el nacimiento de la CSLA [6]. Una Confederación que los anarquistas reputaron de improvisada, "sin obreros y al estilo moscovita: de arriba abajo", compuesta por delegaciones inventadas o construidas ad hoc. En definitiva, un "castillo de naipes" que "se derrumba sin necesidad de empujarlo" [7]. La historiografía atribuye a estas iniciativas mayor valor que los anarquistas, lo que tiene lógicamente sentido, y apunta, de nuevo, a la cuestión de la competencia [8].

La aparición constante de estos artículos contrapropagandísticos, además del hecho de que ambas continentales, la anarcosindicalista ACAT y la comunista CSLA, nacieran en la misma fecha y a escasa distancia (a mediados de mayo de 1929, una en Buenos Aires y otra en Montevideo), perfilan esa rivalidad continental en aumento. Paralelamente, la prensa anarquista denunciaba los intentos de los sindicalistas europeos (la Federación Sindical Internacional, FSI, que se había refundado en Ámsterdam en 1919) y del "anexo obrerista de la Liga de Naciones" (la OIT) de crear sus propias filiales en el continente [9]. No obstante, los protestistas también reconocían, haciendo más complejo si cabe el panorama de la competencia continental, la dificultad de estas dos últimas empresas, pues el reformismo sindical mundial contaba en América con otro organismo bastante bien cimentado, sobre todo en el norte, la Confederación Obrera Panamericana (COPA), liderada por Samuel Gompers. Esta había sido creada en 1918 y pretendía –afirmaban–, con la connivencia del gobierno estadounidense, la conquista del continente para facilitar la propagación del sistema capitalista. De ahí que se refirieran a ella como el "monroísmo obrero" [10].

Este contexto, con todos estos peligros acechantes, a los que habría que sumar la penetración del fascismo en América [11], explica el fuerte estrechamiento de lazos entre protestistas, foristas y la CGT. Numerosos artículos expresaban una especie de reparto de tareas y de esferas de influencia dentro del anarquismo continental:
«Por su posición geográfica, México y la Argentina ocupan posiciones estratégicas inmejorables para una resistencia defensiva en el terreno de las contiendas ideológicas. Por el norte entra el gomperismo (…), por el sur invaden simultáneamente los rublos rusos y el reformismo social-demócrata, pero el peligro es uno y el fin de los invasores es uno: el desalojo de la idea anarquista del movimiento revolucionario de los trabajadores. (…) Si conseguimos que los camaradas de la Confederación General de los Trabajadores de México se compenetren y se solidaricen con los de la Federación Obrera Regional Argentina (…) el resto de los países será protegido contra la rapacidad de nuestros enemigos» [12].

Con el norte y el sur funcionando como baluartes, argentinos y mexicanos convocaron a un primer congreso continental en la ciudad de Panamá, en noviembre de 1925, que hubiera contado con delegados de Perú, Chile, Uruguay, Argentina y México de no haber sido apresados estos a su paso por Balboa por exigencia de las autoridades de los EE.UU. Un segundo intento de creación de la ACAT llegó con la reunión de Buenos Aires de mayo de 1927, también promovida por la FORA y la CGT. De nuevo, la represión, esta vez en los respectivos contextos locales, impidió la llegada de delegados, más allá de los de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Los pocos asistentes animaron a la constitución, por parte de la FORA, de una Secretaría de Relaciones Internacionales que diera nuevos impulsos al proyecto, elaborando una nueva convocatoria para mayo de 1929 que esta vez sí contó con el quórum suficiente para dar nacimiento a la Continental. Foristas y protestistas hacían entonces balance de la década, subrayando la intensidad y eficacia de las actividades desplegadas: "Actualmente –afirmaban– es raro que exista una organización, un grupo de propagandistas o un compañero en cualquier país americano de habla española que no se relacione con la F.O.R.A." [13].

Notas:

[1] "En torno al congreso continental. Debates y resoluciones", La Protesta, 14 de mayo de 1929. Véase también: Diego ABAD DE SANTILLÁN: Memorias…, p. 127 y Congreso Constituyente de la ACAT (Acuerdos y resoluciones), Buenos Aires, Ediciones de la ACAT, 1930.

[2] Diego ABAD DE SANTILLÁN: "América. Un programa revolucionario", La Protesta. Suplemento Semanal, 4 de enero de 1926.  

[3] John M. HART: Anarchism and the Mexican Working Class, 1860-1931, Austin, University of Texas Press, 1978, pp. 156-177.  

[4] María Fernanda de la ROSA: "Las relaciones entre el anarquismo...", pp. 69-83 y Pablo YANKELEVICH: "Los magonistas en La Protesta. Lecturas rioplatenses del anarquismo en México, 1906-1929", Estudios de historia moderna y contemporánea de México, 19 (1999), pp. 53-83.  

[5] "Conquista roja de la América Latina", La Protesta, 23 de septiembre de 1924.

[6] Ibid. También en: "El movimiento obrero de América. Un informe equivocado y tendencioso del factótum de la I. Sindical Roja", "La estrategia bolchevique en América" y Manuel VILLAR: "La A.C.A.T. frente al bolcheviquismo", La Protesta, 5 de enero, 1 de julio y 1 de septiembre de 1929, respectivamente.

[7] "Los hilos de Moscú en el movimiento obrero continental", La Protesta, 23 de marzo de 1929. También en: "Influencia sobre el movimiento obrero de América" y "Resultados previstos", La Protesta, 7 de marzo y 30 de agosto de 1930, respectivamente. Multitud de artículos dieron cuenta de la "forma que en que fueron fabricadas las delegaciones" al congreso de la CSLA. Entre otros: "Las maniobras de los comunistas en la República de Ecuador. Reseña de un pintoresco congreso", La Protesta, 25 de mayo de 1929. Este artículo, junto con "Táctica de Moscú. Cómo se fabrica una delegación obrera", se vuelve a publicar en La Continental Obrera (Buenos Aires), julio de 1929.

[8] Ricardo MELGAR BAO: "Redes y representaciones cominternistas: el Buro Latinoamericano (1919-1921)", Revista UNIVERSUM, 16 (2001), pp. 375-405 y Hernán CAMARERO: A la conquista de la clase obrera...   

[9] "El movimiento obrero continental" y "Cuestiones internacionales", La Protesta, 5 de enero y 22 de septiembre de 1929, respectivamente.

[10] Diego ABAD DE SANTILLÁN: “Los peligros del monroísmo obrero”; "El anzuelo monroísta" y "Monroísmo obrero", La Protesta, 15 de mayo de 1924; 8 de mayo de 1926 y 24 de julio de 1927, respectivamente. También, entre otros muchos artículos: "Monroísmo obrero" y " Servicio de prensa de la A.I.T. El origen de la Confederación Panamericana del Trabajo", La Continental Obrera (Buenos Aires), septiembre y octubre de 1929, respectivamente. También Sinclair SNOW: The Pan-American Federation…; Fabián HERRERA LEÓN y Patricio HERRERA GONZÁLEZ: América Latina y la OIT

[11] "Panorama internacional. El fascismo en América" y "Debates y resoluciones", La Protesta, 4 de julio de 1926 y 14 de mayo de 1929, respectivamente.  

[12] Diego ABAD DE SANTILLÁN: "Consideraciones sobre la propaganda revolucionaria en América", La Protesta. Suplemento Semanal, 2 de febrero de 1925.  

[13] "Cuestiones internacionales", La Protesta, 22 de septiembre de 1928. Estos antecedentes se pueden seguir, además de en las referencias mencionadas en nota 16, en: "La necesidad urgente de crear un instrumento de lucha y de propaganda del proletariado de América latina", "FORA. Informe de actividades" y "El movimiento obrero continental", La Protesta, 20 de abril de 1928, 1 de mayo de 1928 y 5 de mayo de 1929, respectivamente. Sobre la detención de los delegados en la ciudad de Balboa, véase carta de José C. Valadés a Diego Abad de Santillán (México, D.F., 4 de noviembre de 1925), IISG, Diego Abad de Santillán Papers, carpeta 282.  

[Fragmento de la tesis doctoral “Mas allá de las fronteras. El anarquismo argentino en el período de entreguerras”, Universidad Autónoma de Madrid, 2018. Texto completo de la tesis accesible en https://www.google.co.ve/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiyjems4NngAhXIqFkKHZxKCP8QFjACegQIBBAC&url=https%3A%2F%2Frepositorio.uam.es%2Fbitstream%2Fhandle%2F10486%2F686553%2Fmiguelanez_martinez_maria.pdf%3Fsequence%3D1%26isAllowed%3Dy&usg=AOvVaw2Cjwgpe0CEg3Mj5JPiwJ-X.]


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