martes, 22 de enero de 2019

La máquina que nos purga. El triunfo de los selfies y emoticones



Rosalino Rodríguez

“La cámara hace a todos un turista en la realidad de otras personas y finalmente en la de uno mismo.” Susan Sontag

Mientras la gente toma las calles entre gas lacrimógeno, fuego y barricadas, alguien hace una foto con su móvil desde dentro de un local de comida rápida y a su vez ese alguien es filmado, la imagen es publicada y ahora miramos la foto y la reenviamos a todos nuestros contactos.

El turista goza y sufre la vida entre ruidos y puros sucesos. En el turista no existe el argumento:no se puede! El turista posee saberes sobre tecnología, conoce todos los vericuetos: dónde y cuándo comprar barato, sabe olfatear vinos, comenta los bochinches de algún rey y reina, las “festicholas” de famosos, dice frases sobre cualquier tema que encarnan al mismo Shakespeare, visita lugares peligrosos, se esmera juntando tapas de plástico, dona unos pesos para que no talen los árboles y le canta las cuarenta a cualquier figura pública desde sus redes. Como turistas A, B, C, nos comportamos; el mercado mueve los hilos y la élite disfruta.

El Poder actual se acomoda desde múltiples discursos y estos no necesariamente son desde un sostén global teórico, un estado vertical, despótico, donde uno podría posicionarse, confrontarlos, discutirlos, analizarlos; más bien son territoriales y prácticos, muchos tienen apariencias contradictorias.

Pero el pataleo es pura fachada. Lo primero e importante son las soluciones instantáneas que lleven a los consumidores de servicios a hacer lo que quieran y cuando quieran. Ese es el triunfo del capital, no obligar sino seducir. ¿Pero el discurso genera práctica social?

Bueno…donde uno puede patalear mucho es en las columnas de opinión de los expertos, entrando a comentar en el abanico de temas y, entre selfies y emoticones, se puede ir surfeando la cosa.

Los discursos son demoledores, van directo al cuerpo y al espacio donde este se mueve, son un cúmulo de simulacros. La persona se transforma en un autómata, en un agente productivo, motivado y auto explotado. Voluntariamente se somete a la vida compulsiva, al estrés, el individuo anda a los tumbos, atomizado, sin tiempo para detenerse a pensar en las condiciones de fondo que lo dominan.

Hoy nos encontramos en las estanterías discursos médicos, discursos científicos sobre cambio climático, discursos sobre seguridad, discursos sobre educación, sobre la pobreza, sobre la democracia, sobre la violencia, sobre bienes y producción, sobre las guerras, los militares, la Patria, las fronteras, sobre el trabajo. Los medios de comunicación cargan las noticias repetidas mil veces, una serie de destellos iluminan nuestros ojos y en una breve descarga se dispersan en nuestros cerebros, viajan como pompas de jabón: el puro zapping. No hay tiempo para el análisis de los discursos.

“Nos están meando y los medios dicen LLUEVE”. Eduardo Galeano


La Economía, donde bajo su discurso se abrazan y marchan en procesión los políticos, es la articuladora, el axioma perfecto de opresión sin represión. Toda la vida social está sometida en elementos puramente abstractos, en cosas vacías, ordenadas, pronosticadas, en porcentajes, en estadísticas, en mediciones, en rentas, en ganancias, en acuerdos, en desconfianza, en ahorro, protecciones, en soluciones y decretos.

El Capital busca y encuentra la forma de adaptarse a los desencantos, a las catástrofes. En los momentos duros surge un mundo feliz, mejor y más bueno!! Con su desarrollo y lógica incluye créditos para todos, adhiere a reclamos desde los mismos lugares que se firman leyes en contra de la gente, toma prestada formas y frases radicales, las vacía y las devuelve al mundo bricolaje. Promueve activismos pelotudos donde se encuentran lo público y privado. Multinacionales lanzan perfumes sobre el predicamento de la responsabilidad empresarial y todas sus ilusiones se masifican.


El juego de palo ensebado

La máquina que nos purga en un gran frenesí de ansiedad, de sumisión total, está desatada. Por momentos nos ponemos como tiernos osos de peluche y en otros como zombies, consumimos hasta nuestros propios cuerpos. Muerto, pero feliz!

El mercado pone a funcionar todo como un vertedero gigante y dúctil, las múltiples ofertas y descuentos que incentivan los deseos, la comida sana que hace milagros “cuide su salud”, los ya famosos fitness como gran ejercicio de explosión hormonal, los miles de libros de autoayuda, los foros para hablar de los nenes y los problemas en casa, los lugares de trabajo acondicionados para pasarlo bien y rendir mejor, las iglesias. Las ONG y Fundaciones donde uno puede colaborar, los juegos contemporáneos preferidos por la burguesía: los desafíos masivos. Quién no llora o ríe cuando alguien lo arriesga todo!

¿Dónde están los que se tiraban cubos de agua congelada?

La ropa de marca, los objetos importados, los zoológicos modernos, las casas inteligentes -“haga su sueño realidad”-, los mega-supermercados y los muebles confortables, la industrialización de todo el proceso alimenticio, los transportes de lujo. Una empresa envasa aire y lo vende, los drones te llevan la pizza a domicilio, una mujer con sonrisa blanca da consejos sobre un buen desayuno, personas de varios países se implantan chips en los brazos para pagar las cuentas y demás avatares diarios. La vida puede parecer injusta o aburrida a veces; pero no hay nada que una compra no pueda solucionar!

Las publicidades como algo esencial e importante aparecen hasta debajo de la cama, te sirven la pastilla “siempre felices”.

Agolpados en un sofá se esperan los concursos de los Chefs, se aplauden los privilegios de los personajes con cara de plástico que salen en la TV, se informan de datos importantes, hechos de corrupción que salpican a un grupo de poder determinado, pero al final no se sabe nada en profundidad: pura pantomima!.

En un mundo violentamente extendido de racismo, xenofobia, sexismo, patriarcado, opresión, saqueo, fascismo, de desigualdad profunda y luchas por el poder ¿cuáles serán las preguntas correctas?

Recuerdo una película donde los personajes tenían permiso una vez al año de salir y matar a quien carajo se les diera la gana y ,claro, el hilo se cortaba por el lado mas fino. Ese día salían a relucir rencores entre vecinos, alguna damisela en peligro, jóvenes salidos de sus mentes, solo el puro placer del cuerpo, la sangre, el goce perturbador de la muerte. Y sí, la cosa era medio de que los fuertes se comían en dos panes de alguna manera a los débiles, ricos y pobres en plena auto defensa, el famoso (como decíamos en el barrio) “todos contra todos”.

El argumento del film, es bastante fácil: poseer armas, el hombre lobo del hombre, la psicología de la masa, el experimento social, el estado represor haciendo de las suyas en una trama siniestra, artilugios para sobrevivir esa brutal noche. Luego de la masacre todo medio volvía a la normalidad, hasta engancharnos en otra película, este Hollywood y su jugueteo entre mundo distópico y leviatan!!

Y toda esa violencia encarnada por personajes de la A a la Z de nuestra personalidad se vuelve a encontrar de alguna manera ya en la realidad (“la pura vida”) en el Viernes de compras impulsivas. Me pongo serio: Black Friday…ese día la gente aprieta los dientes, se lanza a la calle a matar al otro, el mundo de la vivencia y la fantasía, el ímpetu de la masa, tumultos en las puertas de los comercios, forcejeos varios, se trepan a las cajas, la multitud enardecida corre despavorida por los pasillos de los centros comerciales, carros cargados, brazos en alto, aprietes, arden los cuerpos de rabia, ansiedad y placer y si se puede…matar al otro en esa gresca generalizada por hacerse con el producto; y esa muerte es global , todo se vuelve masivo e idiotizado, ese día, ese viernes del año muere también un resto más de humanidad (al mismo tiempo varias caravanas de personas, niños, jóvenes, mujeres , atraviesa países hasta la frontera de EEUU donde son esperados por un muro y un ejército armado hasta los dientes).

Los gurús y dirigentes pacifican a las personas con varias retóricas y limosnas. Y en bajada vamos…, montados en bicicleta, sin frenos…, esquivando papeles y bolsas, mirando el móvil para encajar un “me gusta”…aunque ello nos cueste darnos de frente contra algún muro.

[Tomado de http://lapeste.org/2019/01/la-maquina-que-nos-purga-el-triunfo-de-los-selfies-y-emoticones.]

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