sábado, 29 de septiembre de 2018

El anarquismo y la necesidad de un nuevo arte



Quijano Araucano



Este texto va dirigido a los jóvenes ácratas (entre ellos yo) tan perdidos como siempre, más indolentes que nunca y cada vez (se descubre con terror y cansancio) más escasos. Como ya mencionó Roberto Bolaño (1953-2003), a través de innumerables textos y entrevistas, la literatura, más ahora que en cualquier otro momento histórico, sufre un estado de estancamiento y putrefacción nunca antes visto, más aún en esta franja de tierra al sur del mundo, en donde gracias a 18 años de tiranía y barbarie la situación resultó (y resulta hasta hoy) de una gravedad aún mayor.



Pero lo dicho ya por Bolaño aplicaría perfectamente a todas las artes: La pintura, la escultura, la música, todas subordinadas del capital internacional, han abandonado su verdadero objetivo (ser la expresión ulterior del ser humano) para conformarse en simples trazos mediocres y simplistas, consumibles y rápidos, asfixiado por su propia incoherencia y que despierta uno, en cierto modo, un espíritu conservador, uno que añora las viejas obras de arte. La música se ha automatizado en pos de ser consumible en los grandes mercados. La pintura, la imagen en sí misma, ha perdido significado en el mundo de la TV y el internet, ya no importan las formas, solo los colores y que tanto se venda. Sobre la escultura... prefiero sinceramente no hablar... bastará hacer un paralelo mental entre el “Apolo y Dafne” de Bernini... y las obras de arte expuestas por Damien Hirst. El arte (la escritura, la pintura, la escultura y todos sus derivados) siempre han gozado de fama en cuanto son un salto al vacío. Una apuesta a ciegas, en donde por más que te esfuerces, bien podrías terminar muriéndote de hambre, asfixiado en tu vómito y tus fracaso en el fin de tus días. Kafka y Lovecraft son ejemplos grandiosos (y a la vez extraordinariamente tristes, tristes como para ponerse a llorar en el suelo) de lo anterior. Ambos, considerados hoy tópicos imprescindibles de la literatura universal, fueron despreciado y desconocidos en su época, escupidos y ninguneados, y solo luego de su muerte se pudo apreciar en serio su trabajo. Parece ser (y con justa razón) que muchos ya se han hartado de esta lógica ¿para qué intentar escribir de nuevo el “Ulises” y morirme de hambre si con un “bajo la misma estrella”, plástico y vacío, me basta y sobra como para vivir y que me sigan en twitter?



¡Es perfecto! El oficio del artista jamás había sido tan rentable y simple. Un par de manotazos al azar en una hoja en blanco, ¡y listo! , a Instagram con un filtro pintoresco, y buenas noches los pastores.“La perdurabilidad ha sido vencida por la velocidad de las imágenes vacías. El panteón de los hombres ilustres, lo descubrimos con estupor, es la perrera del manicomio que se quema” (Los mitos de Cthulhu, Roberto Bolaño. 2003).



Pero si por algo se ha caracterizado el anarquismo en Chile durante los últimos años, es que ha sido el muro de los lamentos de los viejos utopistas, Aquellos que creen en un mundo mejor. El licor que le afloja las lágrimas a los eternos melancólicos y que les permite tirar un par de chuchadas rabiosas al aire... pero nada más. Yo creo que ya tuvimos suficiente, suficiente arte contemporáneo que alega un significado oculto solo para ocultar su evidente vacío, suficiente de música idiotizante y plana, suficiente de obras literarias sin historia ni objeto. Estoy harto. Estoy enojado. ¿Es que acaso estamos esperando que remuevan los Da Vinci del Louvre para colocar, en cambio, las obras de Lucio Fontana?. ¡¿Qué es lo que estamos esperando?!, mientras los poderes internacionales, el estado y el gran capital avanza a pasos agigantados frente a nuestros ojos llevándose todo a su paso (entre eso, el arte) ¿Qué hacer, nosotros, los anarquistas? ¡Crear!, aún estamos a tiempo de salvar el arte. Yo no soy quien para apuntar a donde ir: revivan el surrealismo, salven en el infrarrealismo, pinten las cenizas incoloras del realismo, fantaseen, imaginen, sueñen...¡Creen!.Si dejamos que el arte caiga por completo en los hilos mercantilistas que han estado arruinando a la humanidad y la naturaleza a lo largo de doscientos años... no sé muy bien que pueda llegar a pasar, nada bueno, como siempre.



¡Salud!



[Tomado del periódico Acracia # 80, Valdivia, septiembre 2018. Nímero completo accesible en https://periodicoacracia.files.wordpress.com/2018/09/acracia80-online.pdf.]




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