sábado, 12 de agosto de 2017

Desde Bolivia, pensando en la cooperación y sus matices


Carlos Crespo Flores

Cooperar refiere al acto o proceso autónomo de obrar juntamente con otro u otros para la consecución de un fin o interés común. Cotidianamente cooperamos entre nosotros para realizar una acción, como afirma Colin Ward. El apoyo mutuo es parte de nuestra vida cotidiana, de otra manera no sería posible la vida social. Se la puede considerar una cooperación autónoma en tanto los sujetos cooperantes, tienen dominio de la interacción en la que se hallan, incluyendo las reglas de la cooperación. Es el interés común que ha animado a los campesinos del valle cochabambino a cooperar para organizar sistemas autogestionarios de riego, o a los productores y/o transformadores rurales de alimentos en organizaciones económicas campesinas (OECAS): en un caso organizar el acceso, uso y disponibilidad del agua y sus servicios para riego y en otro producir, transformar y/o comercializar asociativamente.

Pero también está la noción de cooperación como dispositivo de dominación, es decir obrar favorablemente a los intereses o propósitos de alguien: “Si cooperas te dejaremos en libertad”; “cooperar con el enemigo” o con tu dominador para “salvarte”, como asume el dilema del prisionero.

Una de las formas institucionales de la cooperación es la cooperativa, pero no siempre la más feliz. Richard Sennett defiende la cooperativa como una organización alternativa al capitalismo flexible, y señala ejemplos exitosos como John Lewis en Inglaterra. En Bolivia, introducida por el Estado del 52’ y la cooperación norteamericana, en general ha promovido la emergencia de nuevas elites o logias locales (Cesar Soto refiriéndose a COMTECO o COBOCE) o emprendimientos capitalistas camuflados altamente flexibilizados y explotadores, como es el cooperativismo minero.

La cooperación es diferente de la reciprocidad. Esta es una práctica o comportamiento de intercambiar cosas entre personas o grupos para beneficio propio, donde cada persona o grupo da o recibe algo del otro. Hacia adentro de un grupo autónomo, la reciprocidad es una relación entre sujetos autónomos, como parte de interacciones simbólicas y de cooperación. Hacia afuera del grupo, no solo se desplegaran relaciones de reciprocidad autónomas, sino como estrategia para lograr acuerdos con sujetos más poderosos. Este es el caso del pacto de reciprocidad (Tristan Platt) o tregua pactada (Silvia Rivera) entre las sociedades alto andinas y el estado español. En la reciprocidad, su forma más autoritaria es la reciprocidad asimétrica, donde uno de los involucrados define los términos del intercambio, como sucedió por ejemplo en el “pacto militar campesino” durante los gobiernos militares post 52’ y hoy el estado plurinacional con las sociedades indígenas.

Cooperación y reciprocidad son prácticas sociales, pero, mientras la cooperación opera como un método organizativo, la reciprocidad es un tipo de relación social, que puede ser, o no, parte de un dispositivo de cooperación.

Por su parte la solidaridad, como define la Real Academia Española, es una adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros. Debido a que apoyo o me adhiero a tu causa, interés o fin, lo expreso de una manera material o simbólica. En la solidaridad no existe la “obligación” o compromiso moral de devolver el “don”, como sí existe en la reciprocidad (Dominique temple). Es la actitud que muestran individuos o colectivos urbanos con la resistencia indígena contra la carretera por medio del TIPNIS o la construcción de la presa de El Bala, se adhieren a estas causas o interés de justicia ambiental (Joan Martínez Alier).

Finalmente, es preciso diferenciar la cooperación del altruismo, entendido como el beneficio o preocupación desinteresada por la felicidad y el bienestar de otro (individual o colectivo), aun a costa del propio. El poeta cochabambino Man Césped afirmaba que el altruismo es el “socialismo de las élites”, asociándolo a la filantropía.

Pero también la cooperación es un aprendizaje, en ese sentido es una construcción social, pues la sociedad autónomamente reproduce la cooperación; es desde el entorno social, de comunicación, que aprendemos a ayudarnos mutuamente. Por ello, la cooperación no solo es un tema de ciudadanía frente al Estado, sino más bien es de construir, hoy, desde lo micro (estoy convencido que “lo pequeño es hermoso”), otro tipo de relaciones sociales, no estatalizadas, no gubernamentalizadas.

[Tomado de http://anarquiacochabamba.blogspot.com/2017/07/la-cooperacion-y-sus-matices.html.]

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