domingo, 19 de febrero de 2017

¿Las políticas Trump aceleran la barbarie?



Desiderio Martín

* ¿Representa Trump una vuelta al capitalismo proteccionista, estatalista, versus mercado libre, autorregulado, globalizado y financiarizado?

¿Trump y el capitalismo anglosajón, incluido el Reino Unido (Brexit) y los grupos de ultraderecha europeos (Le Pen en Francia, etc.), son representantes de una vuelta al capitalismo de los “30 gloriosos”, con reglas de juego mercatorias y políticas basadas en la hegemonía del bloque estadounidense y sus zonas de influencia?[1]

¿Trump en sus planteamientos, tiene detrás al sector financiero (motor esencial del (des)orden mundial desde la década de los 90 del siglo pasado) y al sector industrial (grandes corporaciones mundiales de la energía, la farmacología, el agro, etc.) y los sectores de la información-comunicación (Google, Apple, etc.), el sector servicios (WalMart, etc.) así como el sector armamentista, en ese planteamiento mediático de tratar de embridar y controlar el comercio mundial, amenazando con la fijación de aranceles?

¿Trump, Brexit y lo que representan, pueden volver a políticas “proteccionistas”, activar guerras comerciales[2] que conllevan devaluaciones competitivas y desestabilizar el comercio mundial, a través o por medio de tratados bilaterales, trilaterales, etc.?[3]

Hagamos alguna reflexión sobre el modelo: el neoliberalismo, fase actual del progreso, declaró la guerra a la vida hace mucho tiempo. Este modelo desarrollado hasta el paroxismo en la globalización y financiarización, donde el libre comercio se constituye como la base esencial, se construye de espaldas a la base material que sostiene la Vida. Es una “distopía cruel, dura y cada vez más injusta”[4].

Los destrozos que causa: las guerras interesadas -todas-; los millones de desplazados y desplazadas de sus tierras, de su hábitat, como consecuencia de la acción extractivista y desposeedora del capitalismo; las hambrunas, la herida irreversible que se ha causado a la naturaleza; las precarizaciones integrales de las clases obreras de los países “ricos”; las desigualdades y abandono de millones de “fuerzas de trabajo”; la distopía de los estados de bienestar que destroza las “clases medias… nos son mostrados como acontecimientos inevitables de un “proyecto” (capitalismo) que, en su conjunto, nos presentan como bueno o único posible.

Ahora parece que Trump, y parte de ese capitalismo anglosajón, intenta una jugada imposible, que no es otra que… recuperar la hegemonía estadounidense, econímica y política… que en el capitalismo de “LIBRE COMERCIO (NEOLIBERALISMO? y globalizado” han perdido.

Pareciera que Trump, con sus políticas, pretendiera dejar de jugar el… “papel de dirección global como imperio para bajarlo a las llanuras de la sociedad norteamericana (Gabriela Simon, columnista habitual de la revista alemana de izquierda “Telepolis”)… y constituir un nuevo (des)orden mundial”.
.
Los tratados de libre comercio, tanto el Transpacífico como el TTIP, ideados por ese capitalismo financiero de Wall Street y la City, y los distintos gobiernos republicanos y demócratas, desde hace ya varias décadas y el gobierno de Barack Obama, durante 8 años, buscaban ese objetivo: en un mundo cada vez “más finito y limitado”, el control de los recursos y su distribución en el mercado se convierten en el alma mater para las clases políticas y la oligarquía mundial, para seguir siendo hegemónicos o recuperar la hegemonía que se ha perdido, frente a otros actores mundiales (bloques económicos políticos), como China, Rusia, Brasil, India…, pues, especialmente China, sí que ha codeterminado las reglas de juego de la economía mundial y sus imstituciones.

Ambos modelos (si se puede hablar de dos modelos enfrentados, lo cual no parece ser así), son conscientes de que los límites físicos del planeta están completamente superados y que no existen modelos “globales alternativos mágicos de sustitución”. [5]

Países enteros, como el Estado español, si construyéramos una valla que impidiera la entrada de materiales, residuos… no duraríamos más de dos días.

Es absurdo o cuanto menos criminal, seguir creciendo a niveles del 1%/2%, cuando esto simplemente es imposible. Ni tan siquiera se podría crecer el 1% como tendencia histórica y eso siempre que se descubran nuevas fuentes energéticas y esto simplemente es mentira.

Lo que vivimos, como seres humanos modernos, es un estado de excepción permanente[6]: existe una suspensión del “estado de derecho” y este no es  provisional, al igual que no tiene fecha de caducidad. El poder actual crea derecho sobre la base de convertir sus decisiones en ley y es aquí donde se encuentra el secreto del empoderamiento del poder: convertir su exclusiva voluntad en ley.

Y esto se ha logrado con un sistema de dominio, el representado
por los gobiernos mundiales del Minotauro estadounidense, desde que decidieron terminar con el orden mundial de Bretton Woods. Han creado y generado toda una “arquitectura jurídica de la impunidad”[7], donde el consentimiento de las víctimas (contemplación de la realidad), se convierte en el elemento esencial del desastre.

Quizás Trump juegue un papel de “legitimación política” que trate de poner paños calientes sobre “sus víctimas” (hombres blancos destrozados del capitalismo fordista, tanto en el sector industrial como en el mundo rural), para venderles “pociones” que no les devolverán sus empleos, sus consumos y su estado de bienestar jamás, pero serán su “fuerza de choque en esa pelea con los otros bloques enfrentados”.

El voto de las clases obreras desposeídas por un capitalismo “mundializado y liberalizado”, especialmente en el sector manufacturero, donde es en el juego de las importaciones-exportaciones donde se encuentran las causas de las pérdidas de esos empleos y de los estatus de clase media, lo que ha llevado a “impugnar los tratados de libre comercio y las relaciones comerciales”.

En este hecho político es donde podemos explicarnos las causas de este planteamiento, pues es en las variaciones comerciales de comercio exterior, como consecuencia de la libertad de localización de los capitales, donde gran parte de las importaciones son de productos de empresas manufactureras estadounidenses o de otras nacionalidades que producen para el mercado de EEUU,

Las personas perjudicadas no solo perciben que “ese libre comercio” les ha perjudicado en su vida de manera integral, sino que las grandes corporaciones son las únicas ganadoras[8].

Quien denunció en campaña (Trump) los tratados de libre comercio, ha ganado. El candidato demócrata Sanders –a excepción de que éste no era apoyado por el oligopolio industrial-financiero y armamentista estadounidense- cuestionaba los TTLC, desde la crítica a un capitalismo desregulado, deshumanizado y en cierta medida “criminal” para la mayor parte de la humanidad (es un “buen socialdemócrata”).

Resulta muy ilustrador el hecho de que Trump no ha impugnado el CETA, un acuerdo comercial entre la UE y Canadá, pues este tratado tiene para EEUU y las “nuevas-viejas” políticas de Trump, algunas ventajas: el CETA ofrece una jurisdicción particular para los inversores extranjeros, así como una “cooperación reguladora” al estilo TTIP que permite a los lobistas económicos bloquear de antemano nuevas iniciativas legislativas de los estados, cantones, regiones, etc. Y a la vez, como las grandes empresas estadounidenses tienen filiales en Canadá, éstas podrán aprovecharse del tratado, con mejores accesos a los mercados europeos en los sectores de servicios, concursar en las licitaciones públicas y posibilidad de pleitear y litigar, sin que las empresas europeas pudieran hacer la contraparte en territorio estadounidense. Vamos, una perita en dulce para Trump.

Validamos nuestras políticas y nuestra estrategia contra este “capitalismo de libre comercio” que nos conduce directamente al colapso.

Además de la crisis ecológica, nos encontramos con una grave, gravísima crisis de reproducción social: el cuidado de la vida se ha vuelto vulnerable. Este es realizado desde el trabajo no libre y gratuito de millones de mujeres desde los hogares.

Y la crisis económica ha venido a pervertir el concepto aristotélico de austeridad[9], lo que no es sino ROBO Y EXPOLIO de lo Común que hace sustentable la Vida. Y además, con el agravante de que ahora son los hogares los que tienen que ajustarse ante esta “barbarie”[10].

Lo catastrófico, lo frustrante, es la ausencia de la quiebra de un proyecto que poco a poco (cada vez con mayor intensidad y gravedad), se va realizando.

La izquierda, las personas, no somos capaces de parar esta lógica, lo cual puede ser entendido como una absoluta derrota en cuanto en tanto parece que en nuestro accionar, tenemos asumida la “irrevirsibilidad del curso que hoy nos ha traído hasta aquí. Lo angustioso ni es que la historia tenga un fin, sino que no lo tenga.” (Reyes Mate, Medianoche en la Historia, 2006).

La izquierda, la nuestra, tiene que asumir y plantear a la sociedad que no va a ser posible generar empleo como en los 30 gloriosos. Y denunciar este hecho, como la falsa salida que no es tan siquiera amortiguadora de la desesperación de la gente, sino como todo lo conrtrario, impide interpelar a esa realidad hipócrita  de millones de vidas frustradas.

No hay recursos para generar sociedades de “pleno empleo”. Las políticas neokeynesianas de “buenas intenciones” de esta izquierda que denominamos la nuestra, no son sino poíticas ecofacistas. . Hay que cambiar nuestras formas y maneras de actuar.

Es esencial cuestionar el concepto de progreso, de seguridad. Tomar iniciativas de corte autoorganizado.

Notas

1 Los tres primeros decretos firmados: bajada de impuestos en 15 puntos a las empresas; derogación del Tratado Transpacífico y revisión del NAFTA (EEUU, México, Canadá); desligamiento de los compromisos adoptados en la Conferencia del Clima e incentivos para las industrias más contaminantes, el automóvil y el acero, así como la construcción de dos oleoductos con gran impacto ambiental.

2 Las amenazas realizadas por Trump con la fijación de aranceles punitivos para todas aquellas mercancías “externas”, así como la amenaza de pleitos ante la OMC, no parece sea algo novedoso, como tampoco China se va a “asustar”. Algunos datos para su manejo en esto de la “Guerra comercial” en la lucha por los mercados: Desde la entrada de China de China en la OMC, tanto EEUU como han planteado más de 20 pleitos contra China. Han utilizado la fijación del “arancel punitivo”, por ejemplo, contra los neumáticos chinos en el 2000, contra los tubos de acero chinos en el 2010, contra las células solares chinas en el 2012, y con tasas de hasta el 250 %. En el 2016, 27 paises llegaron a promover un total de 119 causas jurídicas contra las exportaciones chinas. Nada de lo anterior ha frenado la expansión y el crecimiento de China. (Gabriela Simón).

3 El Tratado del NAFTA, según datos de expertos, habría costado a los EEUU cerca de 700.000 puestos de trabajo y desde la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en el 2001, se habrían perdido más de 2 millones de empleos industriales.

4 Miren Etxezarreta, entrevista en diario “Público” del 17/11/2016.

5 La contradicción, además del crimen social ecológico, que supone la potenciación del extractivismo como de producir y distribuir (más extracción de recursos fósiles, por cualquier método, especialmente el fracking), nos advierte de la intención política de este “capitalismo suicida trumpero”.

6 El estado de excepción como figura política en el sentido que Carl Schmitt, el jurista del Tercer Reich, dio al término… “soberano es el que decreta el estado de excepción” (Schmitt, 1934).

7 En las sociedades “ricas”, un ejemplo de esa “impunidad” lo podemos visualizar en las “leyes del suelo”, que permiten, promocionan y fomentan la especulación, de manera que unos pocos (los poderosos) se enriquezcan sin mover un dedo, a la vez que esa especulación impune destroce el proyecto de vida de miles y miles de personas, las cuales serán víctimas colaterales.

8 Larry Fink, el hombre más poderoso del mercado mundial, al frente de la mayor gestora de fondos, BlackRock (5,1 billones de dólares en activos), avisa a las empresas de que deben revisar sus planes estratégicos por Trump y el Brexit y opina con respecto a la globalización… “sigo siendo un firme defensor de que los beneficios de la globalización han sido significativos y que las grandes compañías han tenido un papel destacado en la generación de crecimiento y bienestar para todos nosotros. Sin embargo, hay pocas dudas acerca de que los beneficios de la globalización han sido distribuidos de forma desigual, favoreciendo de una forma más desproporcionada a aquellos trabajadores mas cualificados, especialmente en las grandes ciudades.

9 Utilización de recursos finitos con prudencia.

10 Yayo Herrera.

[Publicado originalmente en el periódico Rojo y Negro # 309, Madrid, febrero 2017. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/ryn%20(1).pdf.]


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.