domingo, 3 de mayo de 2015

El sionismo en el banquillo de los acusados


Humberto Decarli

Recientemente el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Kimun, anunció el resultado de un estudio de esa organización acerca de la actuación del ejército y el Estado de Israel en Gaza en el pasado enfrentamiento con los palestinos en el 2014. Concluye en la condenatoria del sionismo como responsable de un genocidio perpetrado en dicha franja al arrasar con toda la ciudad y sobre todo, la destrucción indiscriminada de las edificaciones, civiles, mujeres y niños.

Antecedentes

No es la primera vez que Israel es imputado como autor de masacres en el Medio Oriente pero la impunidad ha sido la impronta de todas las investigaciones llevadas a cabo. El lobby sionista ha sido eficaz, en especial el cumplido en los Estados Unidos.

La masacre de Sabra y Chatila en 1982 cuando la operación “Paz para Galilea” efectuada por el ejército israelita en el marco de la toma de Beirut al haber desbordado la Organización de Liberación Palestina al gobierno libanés, permitió que milicianos falangistas cristianos maronitas asesinaran alevosamente a quienes habitaban esos campamentos de refugiados, ancianos, mujeres, niños y personas desarmadas.

Ariel Sharon iba a ser procesado ante la Corte de la Haya y una de las pruebas fundamentales era la confesión del líder cristiano libanés Elie Hobaeika, quien ya anciano queriendo enjugar culpas manifestó haber materializado esa matanza por la complacencia del aparato armado sionista. Un tiempo inmediato después apareció un artefacto explosivo dio cuenta de este personaje importante de la política del país de los cedros, obviamente accionado por el Mossad. De esa manera fue impedido el juzgamiento del ministro de defensa de Tel Aviv a la sazón.   

Es importante destacar la iniciativa actual del jefe de gobierno de Cisjordania, el dirigente de Al Fatah Mahmud Abbas, quien ha intentado incorporar a Palestina en el Tribunal Penal Internacional con sede en La Haya para enjuiciar al Estado de Israel por el desastre de Gaza. Este gris personaje ha empleado esta proposición para negociar con Israel la devolución de fondos recaudados por éste en nombre de la administración del West Bank. Al final, se dio la membresía en ese órgano jurisdiccional.

La contraparte palestina

En  la ribera árabe contraria encontramos a dos grupos fundamentalistas capaces de cualquier maquiavelismo para alcanzar sus cometidos. Me refiero a Hamas y Yihad Islámica, quienes gobiernan y hacen vida relevante, respectivamente, en la franja de Gaza.

Luego del fracaso de la guerra de los seis días, cuando se dio importancia en el contexto del panarabismo a la configuración de la Organización de Liberación Palestina liderizada por Ahmed Sukheiri y su llamado a echar a los judíos al mar, las distintas fuerzas palestinas se congregaron alrededor de tal entidad y designaron después a un dirigente carismático y muy pragmático, Yashir Arafat, para presidirla.

La O.L.P. fue una coalición abigarrada de múltiples factores de la resistencia contra la ocupación sionista. Esta fue iniciada desde finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte cuando la Enmienda Balfour y la tesis del Hogar Nacional Judío y terminó cristalizada con la creación en 1948 del Estado de Israel apoyado por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética.

La federación de grupos estaba integrada fundamentalmente por Al Fatah, el mayor de ellos cuyo representante era el líder antes mencionado; las marxistas Frente Popular de Liberación Palestina y el Frente Democrático de Liberación Palestina, a cuya cabeza estaban George Habash y Nayef Nawatmeh, en este orden, el Frente Popular de Liberación Palestina-comando General, encabezado por el capitán Sirio Ahmad Jibril; As Saika también prosirio; Frente por la Liberación Árabe (F.L.A.), pro iraquí y otros menores.

Debemos indicar que detrás de todas estas organizaciones estaba el financiamiento a cargo de Arabia Saudita y los emiratos del golfo pérsico, de Siria, Irak, Libia y el apoyo armamentístico de la U.R.S.S. Cada factor externo buscaba sacar provecho político de la lucha de los fedayines. Estaban imbuidos en el panarabismo en boga a la sazón por el nacionalismo exitoso, en la lucha de clases los marxistas o en la obtención de alguna ventaja como el caso de Siria, Irak y Libia.

Adicionalmente hay que señalar las barbaridades cometidas por estas organizaciones terroristas. La masacre de las Olimpíadas de Munich, las de Ma alot sobre niños y profesores, y la barbaridad de la muerte de un discapacitado anciano americano judío en el buque Achille Lauro, son hechos abominables y totalmente condenables. Nada justifica asesinar a personas desarmadas, inocentes y niños.

La lucha de los miembros de la O.L.P., como ente y particularmente sus facciones, tuvo altibajos y actuaciones terroristas. Al fin, buscaron una negociación con Israel culminada en los Acuerdos de Oslo y firmado entre Arafat y Rabin en presencia de Bill Clinton. Consistió en reconocer al Estado de Israel a cambio de la devolución de los territorios ocupados, lo cual se cumplió a medias porque no hay soberanía palestina en sus espacios sino una administración local bajo presencia de fuerzas armadas de ocupación israelitas.

Sin embargo, en tierra palestina comenzó un movimiento de masas inusitado que desbordó a las entidades palestinas oficiales. Se trató de la Intifada erupcionada en dos fases y que generó el prestigio de Hamas, una organización sunita con liderazgo social en Cisjordania y Gaza. Como grupo menor pero no menos operativo, insurgió Yihad Islámica. Al Fatah se encontraba desprestigiada por la corrupción de sus cuadros altos y perdió las elecciones con Hamas. Empero, en una breve guerra intestina Al Fatah quedó gobernando en Cisjordania y Hamas en Gaza mas los esfuerzos unificadores han fracasado.

La destrucción de Gaza

La zona de Gaza quedó literalmente destruida gracias a los bombardeos de la aviación israelita y a sus misiles y drones. Fue un ataque despiadado e implacable donde no se tuvo en consideración si eran áreas civiles, objetivos militares, viviendas, presencia de niños y otras circunstancias a considerar. Simplemente fue la respuesta contundente de un Estado poderoso como el de Tel Aviv frente a unos débiles como los palestinos. Fue una actuación ostensiblemente alevosa perpetrada con el apoyo internacional de occidente y permitida por la debilidad del universo árabe e islámico.

El pretexto empleado por el Estado sionista fue la amenaza terrorista de Hamas y Yihad Islámica contra las personas ubicadas en territorio de Israel. Evidentemente que estos dos grupos palestinos realizaron ataques indiscriminados con misiles desde Gaza hacia el país de los hebreos con un accionar inicuo porque también se trata de arrase de civiles.

Sin embargo, no existe tal amenaza porque más del noventa y cinco por ciento de los cohetes lanzados hacia Israel fueron detenidos por el escudo misilítico preparado por el ejército sionista y otros los dejaron estallar en áreas desérticas no habitables. De tal manera que esa premisa parte de bases esencialmente falsas.

Extrema se tangunt, decían los escépticos, los extremos se tocan. Los halcones gobernantes de Tel Aviv requieren tener como interlocutores a integristas como Hamas y Yihad Islámica. De esa manera está justificada cualquier actuación suya en la presunta defensa de la integridad de Israel. Pero como se aproximan representan lo mismo, cada uno en su lado.

Mientras existan grupos extremistas gobernando en la franja de Gaza, será más fácil la tarea de los derechistas judíos. Los delirios del gran Israel y el exterminio de los palestinos serán apuntalados por las posturas de sus pares palestinos, con ideas fijas rayanas en el terrorismo.

Imposibilidad de acuerdos

En la actual coyuntura no existe posibilidad alguna de un avenimiento para poner fin al conflicto entre israelitas y palestinos. En principio, porque los gobernantes palestinos no son representativos de la mayoría de ese pueblo. Como lo aseveraba Edward Said, brillante intelectual palestino y una de las mentes más lúcidas del Medio Oriente, los acuerdos de Oslo previeron la posibilidad de un gobierno palestino pero solo aplicable al cuarenta y cinco por ciento de ellos porque la mayoría, que vive en el Líbano, Siria, Jordania, Irak y Arabia Saudita, no fueron consultados. Es la diáspora palestina generada por su expulsión del territorio original luego de la creación del Estado de Israel.

Asimismo, del lado sionista hay al menos un apoyo de occidente y del sector palestino la ayuda de naciones árabes que los utilizan. Estados Unidos y Europa critican algunas medidas superficiales de Israel pero al final les ofrecen aceptación. Egipto durante el gobierno de la Hermandad Musulmana les dio aliento y auxilio a los palestinos, perdida con los militares que derrocaron al régimen de Mohamed Morsi. Igual situación ocurre con Bashar Al Assad en Siria, quien les condiciona su refuerzo.

Así las cosas, es escasamente probable un arreglo permanente en esta diatriba. Continuarán los combates, cada día más difíciles para los palestinos ante el avasallante poder militar de los judíos y con el statu quo el favorecido indudablemente es la administración de Benjamín Netanyahu y su agresivo equipo de gobierno.

Panaceas

Existen puntos comunes para una solución a este ancestral problema. El primer paso para una hoja de ruta consiste en el retiro de Israel de Cisjordania así como los colonos allí instalados. Como lo aseveró Mario Vargas Llosa, la Tzahal israelita es una fuerza de ocupación humillante para los palestinos.

Segundo, el reconocimiento mutuo es indispensable para entrar en una negociación. Ya Arafat había aceptado al Estado de Israel pero no hay ningún gesto tangible de los israelitas en tal sentido.

Tercero, el destino de los palestinos deben decidirlos ellos mismos por cualquier mecanismo democrático y no por imposición internacional. Es harto conocido el apoyo occidental a la gestión de Al Fatah en Cisjordania.

Cuarto, Jerusalén debe ser internacionalizada para dar amplitud y participación a las tres religiones monoteístas (islámica, cristiana y judía). Hasta la guerra de los seis días estaba fraccionada en dos, una parte israelita y la otra jordana. Israel se ha negado a negociar esta situación y no desea devolver lo obtenido como botín de guerra.

Quinto, el muro de la vergüenza erigido por los reaccionarios hebreos debe ser derribado. Se elaboró bajo el efugio de contrarrestar el terrorismo palestino, lo cual evidentemente es un mito para justificar cualquier aberración. Los pacifistas y ácratas en Israel se han batido para su derrumbe mediante acciones reiteradas.

Sexto, ambas partes pueden caminar unidas como lo han probado las actuaciones de buena voluntad tanto en Tel Aviv como en Gaza y Cisjordania. Hay amplios segmentos en Israel que han demostrado tolerancia y convivencia con sus hermanos árabes. Igualmente, sectores palestinos han ahondado en aproximarse a los hebreos porque puede ser posible la hermandad en beneficio de la paz de toda la región.

Apreciar la política de la tierra arrasada por intermedio de un video en las redes sociales tomado por un dron es asaz impresionante. Es la aniquilación indiscriminada en todo el territorio de Gaza porque no se trata de objetivos militares los destruidos, son escuelas, viviendas, hospitales y zonas civiles. Es el impulso tanático en toda su expresión que nos recuerda a Hitler y sus campos de concentración para resolver la cuestión judía, a Pol Pot y su plan delirante de ruralización del sociedad camboyana y el Estado islámico con sus razzias contra quienes no comparten su credo, vale decir, los infieles y los traidores llamados apóstatas.

Pensar que habrá sanciones al Estado sionista por este genocidio es una ilusión porque el mundo está en manos de factores de poder donde el lobby israelita tiene una gran influencia. Pero se trata de la condena de una inmensa entidad moral porque las pruebas son contundentes y no cabe ninguna racionalización. Pero lamentablemente nos recuerda que el holocausto nazi no es cosa del pasado. Está presente en múltiples efluvios y la franja de Gaza es una de sus evidencias más palmarias.


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