martes, 5 de mayo de 2015

Banksy: Ser amado por quienes detestas


Antonio Salas

El “cuadro” que representa un encapuchado, el hombre contestatario contemporáneo, lanzando un ramo de flores y hecho principalmente con la técnica del stencil fue vendido en 140.000 dólares en mayo del 2012. Su autor es el famoso y desconocido Banksy, seudónimo de un artista callejero nacido en Bristol, Inglaterra (aunque otras versiones indican que sería su apellido real). En Londres estampó su último trabajo – pre juegos olímpicos de Londres y en medio del jubileo de diamantes de la Reina- que fue una alegría inmensa para el dueño de la pared, orgullo de los vecinos, interpretaciones sobre neo colonialismo, globalización, trabajo infantil a las grandes marcas europeas en Asia y poco después resguardado por un vidrio que intenta impedir cualquier tipo de daño.

En el 2007 una ciudad inglesa declaró oficialmente que ninguna obra de Banksy sería borrada, en Berlín se realizó la restauración de un “Banksy”, en Melbourne se hizo un catastro con sus obras para que no fueran dañadas y Brad Pitt cuenta entre sus famosos admiradores y “compradores”. Ironías del mundo y la vida, entre las razones de Banksy para no dar a conocer su rostro e identidad es que existen leyes en Inglaterra, como en todo el mundo, que prohíben “rayar por cualquier motivación o forma” las paredes públicas. O sea, Banksy opera ilegalmente y hace poco más de diez años atrás era difícil distinguirlo de un vándalo, incluso al finalizar esta obra salió arrancando para no ser atrapado, algo que tratándose de él parece una costumbre o un gesto nostálgico. Su misterio es parte de su gracia y va en contra de la patología del concepto de fama posmoderno.

¿Qué sucedió? Difícil respuesta, sobre todo en una época en que el arte parecía con un destino encasillado y apto sólo para museos, galerías y coleccionistas. El arte contemporáneo parecía dominado por los círculos académicos, de auto referencia, conceptos metarracionalizados o sólo transgresores (nadaísmo), productos comerciales, miniaturas de Dalí, chapitas de Picasso o botellitas de Torres Eiffel en perfume. Por años me pregunté, y pregunté, dónde estaba el arte, identificando tan sólo dónde no estaba.

Para no tratar de explicarlo en una especie de “genealogía del arte Contemporáneo”, titulo monumental  e infinito (aunque interesante) que me quedará grande, quisiera detenerme en la obra de arriba, que me hizo decidir a escribir esto y decir sin tapujos que Banksy es el mejor artista contemporáneo.

Existen otros artistas callejeros conocidos, como Obey (Shepard Fairey), más antiguos, como Blek le rat, y otros miles de “artistas” contemporáneos, pero el mensaje, el contenido y los espacios que presenta Banksy lo unen con el trazo ancestral entre sociedad y arte: movimiento artístico, contingencia, forma, fondo, protesta y propuesta.

Espacio

El paisaje natural de cualquier ciudad contemporánea son las paredes, las que son especialmente grises. No existe otro lugar común más extendido y propio en nuestra sociedad que la pared, cosa al parecer tan evidente que nadie, o muy pocos, lo habían notado. ¿Quién se detendría a contemplar una pared al natural? ¿Quién ha pensado en resignificarlas? Banksy. Se han analizado otros lugares como las calles, tiendas, autos, etc., y se añoran los paisajes campestres y marinos, pero lo que más abunda en las ciudades, en nuestra vida urbana, son paredes, y muy grandes. Las paredes son grises y comunes, entonces, al intervenirlas, el arte callejero rompe con esa monotonía al transformarlas en figuras o colores, imágenes nuevas que aportan al paisaje urbano. Banksy toma justamente el abandono y el desinterés que conllevan las paredes, símbolos del enclaustramiento socio-visual posmoderno, y les da un valor no sólo estético, pues se hacen parte del patrimonio común, las rescata de la apatía. Es, a la vez, muy honesto con ellas pues las interviene o transgrede pero sin hacerlas parecer algo diferente, pintando un paisaje selvático o distorsionándolas con figuras que las sacan de su esencia: siguen siendo paredes.

Al ser miles, las paredes le dan al artista una posibilidad de intervención infinita. Por otra parte, al ser de acceso público, le aseguran una amplia difusión: mientras en más paredes esté presente, un público cada vez más grande conocerá sus obras, lo que jugó un papel importante en su reconocimiento como artista. Banksy no reniega de las paredes, sino que aprovecha su naturaleza, tan sólo al pintarlas ya es más agradable o diferente para los transeúntes y su libre acceso y cantidad le permite mucha difusión y posibilidad de trabajo. Así, el espacio mismo ya es parte del contenido que le da a su obra al socializarlas, resignificarlas, transgrediendo el individualismo y el acceso restringido que impone el dinero.

Técnica

Banksy elige una pared, saca sus materiales, mira para ambos lados y en menos tiempo del que usted usa para leer este artículo él ya ha realizado una obra de arte. Esta rapidez es, en primer lugar, necesaria: al ser considerada ilegal la actividad que realiza, ha recibido multas y ha sido perseguido por la policía, a partir de lo cual ésta se ha convertido incluso en motivo de algunas de sus obras. Esta rapidez, por otro lado, es consecuencia de una planificación y un perfeccionamiento de la técnica del stencil. Al llegar al lugar, Banksy saca los elementos que requiere (que a veces incluyen escaleras, cubetas, etc.), utiliza los stencils para marcar las figuras y los detalles los hace a mano alzada con spray y otras técnicas que elabora de forma práctica en base a la relación tiempo-resultados. Esta misma técnica le permite, en potencia, pintar el mismo cuadro en diferentes lugares, acorde con la idea de multiplicidad y libre acceso que se instaló con internet. Cabe recordar que en principio el arte callejero –ligado al graffiti- no se usa para sacar provecho económico sino que para ser reconocido en un lugar y así ganar reputación. Banksy además les otorga distinción, identidad y contenido  a aquellos lugares olvidados y desechados por la ciudad contemporánea con un fin artístico, entregándoles singularidad.

Tiempo

Al crear su obra, los grandes artistas ganan la inmortalidad. Las grandes obras se pueden apreciar en los museos o bien en las colecciones privadas. Las obras de Banksy se pueden apreciar en diferentes lugares del mundo y al aire libre, rescatando los espacios comunes para su expresión, pero, por lo mismo, pueden desaparecer de un día para otro.

Según él mismo afirma, las propagandas de las grandes compañías, al instalarse en los espacios públicos, le otorgan a los ciudadanos la posibilidad de intervenirlas, pues son espacios que les pertenecen a todos. Bajo esta perspectiva, existe la posibilidad de que él mismo Banksy sea objeto de intervención de terceros, junto con la corrosión natural a la que están sujetas las obras al aire libre. Si bien este sentido de lo efímero no es nuevo, Banksy, al instalar sus obras en las ciudades y al ser aceptadas y queridas por los transeúntes o vecinos, logra que lo irrefrenablemente efímero tenga una lucha casi de carácter épico con su destino. Me explico: tanto las obras de Banksy como las hechas de arena están destinadas a la corrosión, pero las suyas son defendidas e incluso restauradas por los mismos vecinos y municipios, por iniciativa propia. Lo efímero es parte de la belleza y eso en Banksy se instala como concepto, como voluntad.  Esto además es importante por el cambio de perspectiva en el arte callejero, al cual se le ha dado incluso un valor monetario, al ser la forma en que el hombre contemporáneo valida aquello que más le gusta, convirtiéndose en un contrasentido por su naturaleza perecedera.  ¡¡Por favor señor Banksy, venga a rayar mi muralla!!!

El mejor artista contemporáneo

Banksy es un ejemplo ilustrador de cómo la cultura suburbana, levantando la mano el punk, el rap y el activismo okupa, son aceptados finalmente por el establishment. Es innegable también la influencia del por art al descontextualizar íconos o imágenes cosmopolitas en situaciones absurdas o desacralizantes y utilizar este concepto de “fábrica” en el arte. Se diferencia de estos movimientos -aunque son parte de él- no porque se masifique y sea alabado por coleccionistas que le dan un buen precio (así como sucedió con el punk y el rap), sino porque la gente ha entendido su mensaje enmarcado en un activismo político-poético que señala con voluntad, ingenio y valentía las contradicciones, vacíos y problemas del mundo contemporáneo. Devuelve el arte a su sitio como expresión de los devenires del ser humano al instalarlo en el lugar mismo en que transcurre la vida en la era del capitalismo avanzado. Reinventa el arte urbano apuntando a quienes debe apuntar: las grandes transnacionales, el sistema político institucional, las leyes, los organismos represivos militares y la apatía ciudadana. Realizar esa lectura y transformarla en una obra de arte es algo que los grandes artistas a través de la historia han hecho. A veces con simpleza, otras con más complejidad. Una flor en medio de un parque de autos es mucho más transgresora que una juguera con peces, pues nos llama a reflexionar sobre cómo vivimos y qué valoramos realmente, y lo poco que nos damos o hacemos por ello, valorando en exceso el dinero, el individualismo y los patrones de vida impuestos por poderes económicos y políticos.

Paradoja

En estos momentos se le acusa a Banksy de “venderse” por trabajar en marcas comerciales como MTV y Puma, realizar una intro de Los Simpson pagada por Fox (aunque luego se arrepintieron). Los graffiteros lo acusan de no respetar las ideas clásicas (¿conservadurismo underground?), y el colegio de arquitectos en Inglaterra lo tildó de “puro vandalismo”. Que un acto tipificado como delito y que nace como una protesta antisistémica, más ligado al anarquismo activista que al discurso académico termine como objeto de status puede dar para muchas preguntas, respuestas y paradojas. "Exit through the gift shop", documental-película cuyo director es Banksy retrata el comienzo de estos desconocidos artistas para dar una vuelta de tuerca al mostrar cómo el arte al volverse tendencia, “pop” -lo que sucede ahora mismo con estos artistas callejeros- se llega al absurdo de sobrevalorarse, vaciarse de sentido y pagar millones por un cuadro de un mono con una brocha. Pareciera que al final lo que más valor tiene es la imagen y la propaganda, algo que parece ser una de  las tesis finales de este docu-ficción.  La película es más que eso, pero “eso” es motivo de otro análisis. Véala, tiene premios y fue nominada al Oscar, está disponible en Youtube. Banksy de esta forma no le hace el quite a estas críticas y es más, hace una crítica de sí mismo, de lo que sucede para intentar rescatar  la pureza de su obra ante la inherente banalidad de esta época. Siempre con ingenio, ironía y creatividad. ¿Lo logra? Concluyamos con algunas palabras del propio Banksy, mejor que hable él mismo.

“Muchas madres harían lo que fuera por sus hijos, menos dejarlos ser ellos mismos”

“Una pared es un arma muy grande. Es de las cosa más desagradables con las que puedes fastidiar a alguien”

“Quizás no todo el mundo puede hacer arte. No por falta de técnica. Mas bien por la ausencia de capacidad de observación, y no parece que seas capaz de criticar el mundo si no ves nada de malo en él”

“Mi lista de gente que debería morir: fascistas, fundamentalistas y gente que escribe listas de gente que debería morir”

[Tomado de http://sangria.cl/2012/07/critica-como-ser-amado-por-quienes-detestas-banksy.]

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