viernes, 1 de mayo de 2015

1° de Mayo: jornada de lucha y reflexión


Carlos Solero

Han transcurrido 129 años de las jornadas de huelgas proletarias y el mitin en Haymarket Square, Chicago, Estados Unidos. Sin embargo los ecos de esas luchas y las libradas por las trabajadoras y trabajadores de todo el mundo no sólo por reducir la jornada de trabajo, sino el sistema mismo del trabajo asalariado y el capitalismo, siguen siendo objetivos a lograr.

Muchas cosas cambiaron en las sociedades, el consumo de bienes superfluos estimulados por la propaganda y la publicidad ha generado lo que el pensador y militante anarquista Eduardo Colombo denomina “integración imaginaria del proletariado. Es decir la fantasía de un “borramiento” de las diferencias entre clases sociales.

La realidad muestra que en todo el planeta la lucha de clases continúa de diversos modos y adquiriendo diferentes modalidades.

El 1º de Mayo sigue siendo un emblema anticapitalista, internacionalista y de carácter revolucionario, no una jornada festiva. Muchos son los flagelos que afectan a nuestra clase, la de los que estamos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario para obtener los medios de subsistencia. La lucha de los obreros anarquistas condenados a muerte y a prisión en Chicago en 1886 sigue siendo una referencia insoslayable en las luchas por la emancipación integral de la especie humana.

El trabajo y los trabajadores

Es preciso diferenciar el trabajo como actividad de quienes lo llevan adelante, las trabajadoras y trabajadores. En Estados Unidos se celebra el Día del Trabajo en el mes de agosto. Los proletarios y proletarias conmemoramos el 1º de mayo el Día Internacional de los Trabajadores.

La palabra trabajo proviene de la antigüedad y está referida a un instrumento de tortura: el tripaliun, tres palos cruzados, amarrados entre sí a los que se ataba a los esclavos para azotarlos cuando asumían actitudes de insumisión a sus amos.

Con el devenir del tiempo el origen del vocablo “trabajo” fue enturbiándose y quedó más bien asociado a las diversas actividades de producción de objetos para satisfacer necesidades. En la memoria colectiva de las clases subalternas persistió sin embargo la resistencia a someterse a tareas de servidumbre hacia los sectores dominantes.

La instauración del Mercantilismo con su sistema de la manufactura y luego el capitalismo, desde el siglo XVIII impusieron la disciplina de la fuerza laboral de las clases productoras que las obligaron a someterse y entonces el régimen del trabajo asalariado se generalizó como sistema.

De este cruento proceso, en el que no estuvieron ausente las revueltas populares y las luchas, devinieron dos clases sociales: la burguesía propietaria de los medios de producción (las industrias) y el proletariado obligado a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario para obtener sus medios de subsistencia de todo tipo (alimentos, vestimenta, vivienda, etc.).

Como lo explica Michel Foucault en su libro Vigilar y Castigar, el tránsito de los suplicios al encierro carcelario indiscriminado, marca el tránsito del mundo antiguo y medieval a la modernidad.

La Revolución Industrial consolidó a la burguesía como clase en ascenso y multiplicó el número de proletarios, obreros asalariados que para enfrentarse a la clase dominante fueron creando sus organizaciones de resistencia y lucha contra el capital y los capitalistas.

Significado de una fecha
El 1º de Mayo como fecha emblemática de la resistencia obrera remite a las jornadas de huelga ocurridas en Chicago en 1886. Si bien la lucha por la reducción de la jornada de labor, tuvo diversos escenarios, los que se multiplicaron a partir de la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores o Iº Internacional creada en 1864 en Londres, la magnitud de los hechos de Chicago les otorgaron tal trascendencia que marcaron para el proletariado de todo el mundo un hito fundamental en las luchas de la clase obrera.

Los líderes principales del movimiento huelguístico de Chicago eran obreros de ideología anarquista, es decir con una clara concepción revolucionaria, anticapitalista e internacionalista. Los periódicos que editaban en inglés o alemán dejaban en claro que su lucha era por la emancipación integral de los trabajadores, por la abolición del trabajo asalariado y la construcción de una sociedad de personas libres e iguales, socializando los medios de producción, distribución y consumo, instaurándose la autogestión social y el federalismo funcional en tonos los niveles. No más opresores, no más oprimidos, no más explotadores, ni explotados. Socialismo y una genuina libertad.


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