martes, 1 de abril de 2014

Opinión: Reflexión sobre los sectores en lucha.


Old SideshowBob

El Panorama

El conflicto se ha agudizado, las manifestaciones de calle y las protestas se mueven en un balancín de la efervescencia a la apatía, pero siguen ahí; la crisis política económica y social más aguda de los últimos 15 años, emerge hoy, y lo que la caracteriza es la continua incertidumbre del ¿qué irá a pasar mañana?. La solución aún no se avista en el panorama, incluso “el remedio pudiera ser peor que la enfermedad”. Terminamos marzo con un tipo de cambio diferencial, aunque devaluación es el término que más se acopla, pese a que el tecnicismo estatal no lo llame así, pero la “dolarizada” economía venezolana prácticamente se mueve bajo “el innombrable”; sueldos mas pequeños y precios más altos, el alto costo de la vida es el verdadero #LegadoDeChavez.

Pese a las continuas tergiversaciones del aparato gubernamental, atribuyendo las protesta a la burguesía, el imperio, o la derecha fascista, categorías sociales que puede peguen para el discurso y la retórica, y tengan “amaestrados” a distintos sujetos, pero la realidad es otra - la inseguridad, el alto costo de la vida y la disminuida legitimidad de los polos del poder (MUD-PSUV) choca y desmiente cada vez más el discurso y encasillamiento oficial -. Negar o tergiversar la situación ha sido la diplomacia política para con los seguidores del gobierno, pero el madurismo (pasticho más enredado que el chavismo) no mueve grandes masas, las concentraciones son pírricas, los autobuses ya no llenan la Avenida Bolívar,  y el mesianismo que tenía el oriundo de Sabaneta, el bigotón de “dudosa” procedencia -según Walter Márquez - busca imitarlo, pero todas las gracias se le vuelven morisquetas.

La realidad que “conozco” y “me contaron”


En este caos social, y en la lucha por las reivindicaciones, son los jóvenes quienes han tomado el protagonismo. Pese a que la protesta social es generalizada y se da en los distintos sectores sociales, son éstos lo que han enfrentado la más fuerte represión y siguen llamando a las calles, donde se ha visto por un lado como en los Andes venezolanos los enfrentamientos contra las fuerzas represivas del estado (GN, paramilitares, y Policías) han sido bastante fuertes,  quizá por la tradición de protesta que se ve en los espacios educativos desde antes de la universidad, y la solidaridad que reina en amplios sectores de la población que se suma con fuerza a las luchas sociales y juveniles, una organización no escrita quizás, pero parece estar en lo que es tradición del gocho.

Caracas por otro lado, en los últimos 20 años quizá perdió la efervescencia de protesta estudiantil que se daba en los 90, 80 y 70, con sus virtudes y defectos; hoy día las circunstancias sociales, políticas, y económicas influyeron en la praxis de la manifestación juvenil, y las universidades ya tenían cada vez menos jóvenes que, anteriormente, en los liceos ya hacían una especie de pregrado en enfrentamiento con la Autoridad, con contenidos políticos variopintos, y en la universidad, ese espacio que a muchos nos “abre el coco”, o nos abre la conciencia dirían los marxistas, alimentaba políticamente (para bien o para mal) la protesta juvenil, y esa energía se canalizaba con demandas sociales con metas quizá no concretas, pero que apuntaban a transformar de una forma u otra el status-quo que nos dejan las generaciones anteriores, como decía Aquiles Nazoa “Cada época trae consigo el agotamiento de unas ideas y la insurgencia de otras; y ninguna idea nueva se impone sin lucha (…) entonces surgen las manifestaciones, las protestas, las universidades se hacen hervideros de lucha, de discusión, en que frecuentemente se pasa a la acción directa.“ Estallaban entonces, fuertes manifestaciones, que al igual que hoy, son brutalmente reprimidas. Pero eso no que quita el mérito a la resistencia de la población y a la lucha juvenil actual, pues se les ve talante cuando empieza el enfrentamiento, cuando encienden las molotovs o hacen retroceder aunque sea unos instantes, a policías y militares, o cuando los detienen, aplicándoles la “Ley antiterrorista”, y vuelven a salir conociendo los riesgos que ello implica. Y al parecer en la lucha política y social, “se aprende mucho a los coñazos”.

Crítica y propuesta
Adicionalmente, hay que decir que debido a la polarización y la cultura violenta de nuestra sociedad actual, se ha llegado a episodios donde quienes realizan acciones de barricada o protesta de enfrentamiento, han rechazado actividades de grupos culturales en zonas donde los enfrentamientos son continuos, como ocurrió con el evento de “músicos por la calle” en la Plaza Altamira de Caracas, donde quienes llevaban días peleando contra los organismos de represión, rechazaban un acto cultural de música y teatro por considerarlo “irrespetuoso al luto”, denominando la plaza como “zona de guerra”, o “nuestra plaza”. Los artistas debieron retirarse ante la negativa de los “otros” manifestantes. Apartando el hecho de que la música y el arte alimentan “el alma” ante el luto, y la vida merece ser homenajeada con “más vida”, el estar luchando frontalmente contra los organismos de represión no le da a nadie el derecho o el mérito de tener más poder que quienes realizan acciones no violentas como forma de protesta popular – lo que se ha llamado también #ProtestaCreativa - , esas acciones corren también el riesgo de ser reprimidas con golpes y detenciones, pero por encima de eso, son formas de lucha, de atacar al status quo, de gritar contra la opresión y de combatir el autoritarismo; y las plazas no son de nadie, “son públicas”. Si ese tipo de actitudes persisten, sencillamente estaremos repitiendo aquel parágrafo de la Ley de la Granja Animal ( en el libro de G. Orwell: “Rebelión en la Granja”), donde se asienta que “todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros”. Entendemos que los niveles de represión deben tenerles los nervios de punta, pero aislarse de otro tipo de manifestaciones desarticula los movimientos y los aísla en la búsqueda de su legitimad ante la sociedad, pues su propuesta deja de ser alternativa y pasan a ser, lamentablemente, iguales o peores a los monstruos que enfrentan, además de hacerle en cierta forma el juego al gobierno y su discurso sobre quienes son los “violentos”.

La #ProtestaCreativa sirve para multiplicarnos, se manifiesta de muchas formas, y es que el poder no solo se combate “frontalmente”, se combate con música, con cultura, con panfleteo, con arte, con medios de difusión alternativos, con los vecinos, con la comunidad, con juegos, con amor, con educación, con debate, rompiendo así sus tabúes y golpeando sus cimientos por distintos frentes, podemos acabar con la estructura opresora del status quo y no quedarnos en la coyuntura de un mero “quítate tú pa’ poneme yo (¡por la fuerza!)”.

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