viernes, 4 de abril de 2014

Opinión: Asalto paramilitar a la UCV

Humberto Decarli

La agresión de los paramilitares en la Escuela de Trabajo Social en la U.C.V. es rayana en la ignominia. Estos grupos de bandoleros agreden de la manera más pusilánime a los estudiantes indefensos. Armados con palos, cabillas y armas de fuego los forajidos llegaron al colmo de desnudar a dos estudiantes y desaparecer a otro. La Seguridad Nacional perezjimenista, la digepol betancourista y la Sagrada gomecista se quedaron cortas antes las andadas de los mal llamados colectivos. De acuerdo a las opiniones oficiales se les ha satanizados y solo cumplen labores de defensa de la "revolución". Son formaciones integradas por lumpem sin ninguna conciencia ni nivel político. Son esbirros al servicio de una dictadura militarista bajo la máscara de un socialismo inexistente.

Semanas antes habían generado un incidente vergonzoso en la Facultad de Arquitectura de la casa que vence las sombras. Buscan crear zozobra entre la comunidad universitaria para intimidar a sus miembros e impedir la disidencia y la protesta. Es el odio al pensamiento universal y a la libertad. Han repetido el tenebroso incidente entre el humanista Don Miguel de Unamuno y el general Millán Astray cuando los milicos invadieron la Universidad de Salamanca. El referido militar fue imprecado por el pensador quien le señaló que era manco pero no como el de Lepanto quien lo sufrió en esa batalla contra los turcos, sino porque carecía de ideas. Pareciera que la historia se repite, es un deja vu propio de los regímenes totalitarios.


Las SA o tropas de asalto empleaban el método del desnudo para despreciar a sus adversarios. Las camisas pardas hitlerianas tienen su émulo tropical en los malandros venezolanos, mercenarios pagados por el gobierno madurista. Son unos replicantes grotescos de las camisas negras mussolinianas.


Con los acontecimientos en el Alma Mater el chavismo le da una contumelia a la sociedad venezolana. Si alguien tenía una duda acerca de la naturaleza fascista del gobierno del comité político militar venezolano ahora está absolutamente despejada. Es la mezcla del militarismo peronista, el castrismo, los carapintadas, la fuerza pura y la intolerancia. Realmente esta gestión política es una vergüenza internacional a pesar de su defensa por gobiernos que dependen de Venezuela, otros comerciantes de comida y armas y una izquierda eunuca defensora a ultranza de un esquema a todas luces antidemocrático. Afortunadamente, en lo que cabe, se están desnudando los chavistas y muestran las costuras de su faz más diáfana, la represión genocida.

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