jueves, 27 de marzo de 2014

Para el Debate: Izquierdas, intelectuales y chavismo

Margarita López Maya
Tomado de: www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas
/firma--margarita-lopez-maya/izquierdas--intelectuales-y-chavismo.aspx#ixzz2x1sCsZMY


La izquierda quedó sin proyectos de futuro alternativos al capitalismo, y es quizás por eso que algunos intelectuales en América Latina y en países desarrollados se aferran al chavismo. El ciclo de protestas venezolanas abierto por el movimiento estudiantil tachirense el pasado febrero, entre muchas sacudidas sociales que ha producido dentro y fuera del país, se encuentra la de haber despertado confrontaciones, debates y emociones entre intelectuales identificados como de izquierda.

Los contradictorios comunicados, entrevistas, conferencias, declaraciones, que están dando intelectuales del mundo para defender, criticar o tratar de explicar lo que en Venezuela está pasando, me ha recordado al historiador marxista Eric Hobsbawm y sus reflexiones sobre las dificultades que tiene la izquierda para sobrevivir en el mundo actual, luego de la doble crisis, comunista y de la socialdemocracia, sufrida por ella en el siglo pasado. Hobsbawm piensa que ambas corrientes perdieron capacidad de ofrecer un proyecto emancipador para los explotados del siglo XXI. El primero, por el fracaso del socialismo soviético; el segundo, porque muchas experiencias europeas mostraron que reformas sociales propugnadas por esta corriente se podían conseguir dentro del capitalismo. La izquierda quedó sin proyectos de futuro alternativos al capitalismo, y es quizás por eso que algunos intelectuales en América Latina y en países desarrollados se aferran -pese a tanta evidencia contraria- en defender como emancipadoras experiencias tan autoritarias y económicamente inviables como la del chavismo.

Hobsbawm también diferencia entre una izquierda que llama realista, amplia de pensamiento, apoyadora de alianzas políticas como estrategia en el camino al empoderamiento popular, y otra que denomina imposibilista, estrecha, purista y sectaria, que tilda a la otra de traidora y mantiene el objetivo de la revolución. Cuando veo colegas de izquierda en mi país y fuera, raudos en defender el gobierno de Maduro, pese a evidenciar este su ideología primitiva y desprecio de los Ddhh, Hobsbawm me recuerda que los argumentos de los sectarios suelen ser pobres, pero contienen un gran componente emocional. Seguir esa atractiva emoción, dice, corre el riesgo de confundir el activismo militante con la transformación social y la victoria con la “victoria moral”, un eufemismo para referirse a la derrota. Me reconforta su lucidez.

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